El pasado 21 de diciembre se conmemoró el 512 aniversario de aquel histórico, memorable,
impactante, estremecedor y conmovedor sermón pronunciado por fray Antonio de Montesinos en el
año 1511, de la Orden Sacerdotal “Los Dominicos”, frente a las principales autoridades coloniales
establecidas en la isla “La Española”, conocido como “El Sermón de Adviento”. Se le conoce así
porque coincidió con la celebración del cuarto domingo de adviento o tiempo de preparación de la
venida del Mesías, que conmemora la Iglesia Católica.
Fue la primera manifestación de protesta, indignación, reclamación, denuncia y recriminación en
América contra los colonizadores españoles, en defensa de nuestros aborígenes, ya que en él se
sintetizaba la opresión, injusticias, crueldades, explotación, el castigo inmisericorde, los atropellos y
abusos, que estos, en su afán desmedidos de extraer el oro, sin ningún derecho ni justicia, sometieron a
nuestros primeros pobladores a arduas e inhumanas labores, sin que se les suministraran alimentos ni
curas cuando enfermaban.
Para ese día fueron convocadas las principales autoridades coloniales a la Iglesia Catedral, entre ellas el
almirante Diego Colón, hijo de Cristóbal Colón y el Gobernador fray Nicolás de Ovando. También
estaba presente Bartolomé de Las Casas, en su calidad de encomendero (persona que se distribuía los
indígenas con la supuesta finalidad de protegerlos y educarlos).
Dicho sermón fue redactado por el superior de la primera comunidad de la Orden de los Dominicos en
“La Española”, fray Pedro de Córdoba y firmado por todos los miembros de dicha orden. Se instruyó a
fray Antón de Montesinos para su pronunciamiento, dadas sus condiciones de gran orador y de poseer
una potente voz, capaz de estremecer los sentimientos de todos los presentes en el templo religioso.
Dicho sermón causó tanta preocupación, irritación y enfado entre las autoridades y encomenderos
presentes que Diego Colón, con fuertes amenazas, le exigió al superior de dicha orden sacerdotal que
debía retractarse el próximo domingo, de todo lo expresado el domingo de adviento.
Pero si el Sermón de Adviento causó un gran revuelo entre las autoridades españolas, el pronunciado el
domingo 28 de diciembre, “Día de los Santos Inocentes”, le puso “la tapa al pomo”, pues en presencia
de todas las autoridades, fray Antón de Montesinos volvió a tronar con un tono de voz mucho más
agudo, valiente, decidido y desafiante, ampliando las denuncias de dichos maltratos.
“Las Casas”, convencido de que las encomiendas eran un abuso y un acto de explotación, renunció a su
condición de encomendero, convirtiéndose en defensor de los derechos de los indios.
Los ecos de aquellos sermones resonaron muy pronto por toda España, pues Diego Colón y los
encomenderos se quejaron ante el Rey Fernando el Católico de la conducta asumida por los dominicos,
quien de inmediato se vio en la necesidad de estudiar con profundidad sus denuncias, las cuales habían
conmovido a toda América y a Europa.
El Rey Fernando estableció en Burgos una Junta de Juristas y Teólogos, para que examinara las quejas
originadas en “La Española” y tratara de elaborar leyes, que contribuyeran con la convivencia, la paz,
el respeto y la solución de dichas violaciones. Se aprobó un conjunto de normas que constituyen el
primer cuerpo legislativo sobre la colonización de los países americanos. Fueron promulgadas el 27 de
diciembre de 1512.
Estos sermones no cayeron en sacos rotos, pues marcaron el inicio del reconocimiento de la dignidad
de los indios, del respeto a la diversidad cultural y religiosa en América, lo que dio origen a la
“Teología de la Liberación”, que fueron los primeros aportes para la Declaración Universal de
Derechos Humanos en la Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrada en Francia en 1948
El Ministerio de Turismo debe promover a nivel internacional este importante acontecimiento ocurrido
en nuestra isla, que conmovió al mundo y que forma parte de nuestras primicias históricas y religiosas,
aumentando con ello el flujo de turistas.