Pablo McKinney
El asunto es sencillo. Cuesta aceptar que otros encaminen al éxito lo que uno condujo, sino al fracaso, por lo menos al estancamiento, al “vengoahorita”, a la palabra empeñada, vuelta a empeñar y nunca cumplida. ¡Hagan memoria!
Pedernales, su impresionante belleza, sus singularidades hermosas, sus tesoros medioambientales, sus templos ecológicos y su pobreza, (¡ay! su pobreza), siempre estuvieron ahí. Los que no estuvieron fueron los gobiernos timoratos a la hora de promocionar, facilitar, buscar aliados, arriesgar y arrancar con la pintura fresca y las grúas laborando aun.
Los que tampoco estuvieron en todos esos años, (y si estuvieron no se atrevieron), fueron los “locos” emprendedores al estilo Frank Rainieri and friends de Punta Cana, para quienes las cosas para ser posibles nunca tuvieron que ser probables, y ahí están los hechos.
Pedernales de azul de Águilas y Pelempito, soleado, inmenso, virgen. Pedernales siempre estuvo ahí. Quienes no estuvieron fueron los gobiernos que gobierno han sido de todos los colores hasta 2020.
Durante los últimos 20 años, uno ha visto a Dionis Sánchez -actual senador de Pedernales por la Fuerza del Pueblo-, pelearse con sus compañeros de partido y gobierno, negados a imitar al maestro Sabina en lo de “pasar de las palabras a los hechos”. ¡Cuánta demagogia!
Todo lo ocurrido y por ocurrir en el suroeste de nuestro país en los próximos años, (junto a lo que se construye en Montecristi) será la gran obra de justicia social del actual gobierno, con el turismo, la cultura, la energía, el transporte y la ecología como estandartes. El país necesita ser más que Santo Domingo y Santiago.
Queda aquí nuestro reconocimiento el senador Sánchez, quien en los actos de recibimiento del primer crucero resistió la tentación de entregarse a la mezquindad que ha caracterizado a los actores políticos del patio nacional y, honorable, (no por Senador sino buen ciudadano) se colocó por encima de banderías políticas y otros especímenes del cinismo.
La desigualdad social y el olvido se enfrentan con obras, recursos, solidaridad, buenos ejemplos, creatividad, talento….y oportunidades, eso, eso, muchas oportunidades.
Tuvo que ser un poeta (el apóstol Martí) quien lo dijera para que uno lo citara al iniciar este año de hornos electorales, de cínicas desmemorias, de promesas por los aires y mentiras casi todas… “la mejor forma de decir es hacer”. ¡Bien por Uds.! (El vino va por la casa).