Estrechos lazos de amistad y cooperación unen a la República Dominicana con México. Lo podemos ver en el trajinar histórico de ambas naciones. Hay muchos dominicanos que desconocen que el Lic. José Núñez de Cáceres estuvo en México e hizo grandes aportaciones a este país en el derecho, la política y la sociedad. Pero igual lo hizo Pedro Henríquez Ureña en la educación y el actor Andrés García en el arte dramático, entre otros.
Hoy sábado es la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador, número 65 en la historia de México, y se produce la tercera visita de Danilo Medina al hermano país.
El portavoz del Gobierno Dominicano, Roberto R. Marchena, explicó que República Dominicana es líder en captación de inversión mexicana con más de 7 mil millones de dólares y segundo destino turístico en el Caribe, después de México. En la inversión empresarial de México en República Dominicana destacó TELMEX-América Móvil (Claro y Codetel), el grupo Palace Resorts y Cadena Hard Rock Hotel, CEMEX, Advent (AERODOM); Bepensa (Coca-Cola); Sigma Alimentos (Sosúa y Checo); CISA (Quaker State), Jumex y Grupo Carso.
“La más reciente demostración de confianza de inversionistas mexicanos en República Dominicana fue realizada el pasado 22 de noviembre, con el primer palazo del Hotel Moon Palace Punta Cana, proyecto cuya inversión superará los US$600 millones y generará alrededor de 5,000 empleos durante su construcción. Una vez inicie sus operaciones, creará más de 4,000 puestos fijos de trabajo, de los cuales el 95% serán ocupados por dominicanos”, señala un comunicado de prensa.
En el aspecto histórico debemos recordar que Núñez de Cáceres fijó residencia con su familia en México. Primero se estableció en la ciudad de San Luis Potosí y luego en Victoria, capital del estado de Tamaulipas. Creó raíces en ese hermoso país, al igual que Pedro Henríquez Ureña, entre otros grandes dominicanos.
En los primeros años Núñez de Cáceres ejerció la abogacía. En 1830 fue nombrado fiscal de la Corte Suprema de Justicia. En 1833 fue elegido senador del Estado de Tamaulipas y miembro del Congreso de la Confederación Mexicana. En ese mismo año se le designó Ciudadano Benemérito de Tamaulipas.
Actuó al lado del general Moctezuma en el Pozo de los Carmelos, y secundó los planes de ese insigne soldado “con el poder irresistible de su elocuencia”. En 1834 fue designado tesorero de Hacienda Pública, cargo que alternó con el ejercicio de la abogacía.
Hacia 1844 enfermó gravemente y el Gobierno del Estado y la Junta Departamental de Tamaulipas le asignaron una pensión “para su socorro en el lecho de dolor” y el 11 de septiembre de 1846 falleció en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Mientras que Pedro Henríquez Ureña, por igual hace historia y contribuye tanto o más a la sociedad mexicana que a la dominicana en la educación, literatura y ciencias porque fue un exiliado político (hay que ver que México fue, en los momentos de dictadura, un escape para el exilio político).
En 1906 en México, exactamente en Veracruz, Pedro edita la Revista Crítica. En 1907 se une a la protesta de los intelectuales mexicanos en contra de Porfirio Díaz, para más tarde ser co-fundador del Ateneo de México junto a otros intelectuales.
En 1911, siendo profesor de literatura española en la Escuela Nacional Preparatoria de México, entra en contacto con la intelectualidad democrática, se solidariza con los principios reivindicativos de la nación mexicana y funda la Universidad Popular de México.
En el 1914, Pedro Henríquez Ureña se gradúa de abogado y labora para empresas privadas y estatales. Hay que recordar que su tesis sobre La Universidad alude a una institución de saber y de servicio social. De ahí que dedicara tanto esfuerzo a la formación y cohesión de empresas humanísticas y científicas en México, Cuba, Argentina y los Estados Unidos de América, donde no solo estudió y adquirió formación de tercer y cuarto nivel sino que también impartió cátedras y laboró para la conformación de una consciencia institucional, tal y como lo ha mostrado Alfredo Roggiano en su obra Pedro Henríquez Ureña en los Estados Unidos (1961).
Es decir, los dominicanos tanto en los siglos XIX, XX y XXI han aportado y contribuido mucho al pueblo mexicano. Existe un lazo de unión, solidaridad y hermandad desde época remota y que se ha fortalecido a través de los tiempos con cientos de dominicanos que han usado como puente la Ciudad de México para llegar al Norte, pero también para hacer grandes aportaciones como las ante señaladas.