Por Víctor Suárez
Eres un niño triste al borde del abismo, inocente e indefenso, con deseos de crecer, más tú, lo ignoras todo, desconoces que aquellos que te escudaban y con sus vidas te defendieron de las manos de verdugos, ya no existen, que hoy está siendo cuidado por hienas, que aunque no llevan sangre en el hocico, llevan sed de riqueza y poder en sus vientres, llevan en sus venas la génesis de la indolencia, te hacen creer que están interesados en que tú, mi querido país crezca sano, crezca fuerte, crezca hermoso, pero solamente les interesa tu enorme riqueza y la usan, la despilfarran, se la sustraen y se pelean entre sí, dizque por tu defensa, es decir, por defender sus intereses
y tú crees niño ingenuo que te quieren, que te aman y yo que miro desde el otro lado del abismo, sé que no les importas como crezcas, si encorvado o erguido, si sano o enfermo, solamente quieren cebarse de tu sabia dulce y cristalina cuál divino néctar que chupan por cuatro años y se nutren para siempre. Yo los he visto hablar en tu nombre y te defienden y te exaltan y a veces me confunden de tal modo que hasta me enternecen y hasta me confunden y hasta llego a pensar que de verdad te quieren. Y tu pueblo mío sigue de rodillas, perdiendo la risa y a oscura, lo demás lo decide la luna al traste dolido de la ira. No se detiene la culpa en el recodo, ni al culpable se convoca en su desvío, el encono se acelera sobre el rostro de la tenue mañana silente de frío. Como se detiene la culpa y al culpable, si jueces y partes son del juicio. Y el presidente: en una burbuja, que no sabe a donde va y como no sabe donde ir, miente, se ve falso su discurso trivial.
Mi pueblo quiere escuchar que le hablen de como salir de su hambre, quiere que le hablen de sus escuelas, de sus hospitales, de trabajo, de su agricultura, de su bienestar, mi pueblo no entiende de economía, mi pueblo quiere trabajo, mi pueblo quiere sentir en su mano el poder de compra, mi pueblo quiere ser feliz, a mi pueblo no le importan los viajes, ni las reuniones ejecutivas, ni los contratos diplomáticos, mi pueblo quiere soluciones para el día a día, mi pueblo quiere el pan sobre la mesa, cada día sin que esto sea una frustración cada noche.
Pero desde el poder tratan de envilecerlo y entonces no se pone el sol en el imperio de mentiras negras que vagando va por la ciudad dormida, el pueblo se alimenta de sofisma, la libertad es una palabra construida y aun la protección anhelada, el corazón de la patria late iracundo igual que yo en esta tarde fría y gris que hace emanar el grito; que alguien cante una estrofa con versos de martillos, que alguien blasfeme un grito, que alguien pise fuerte el suelo a ritmo acelerado de furia, que se levante el vuelo del pueblo, que tenemos incompleta el alma, que hoy el alma a pleno sol se congela de latitud a latitud y la libertad sigue siendo una palabra, la protección sigue siendo una palabra.
Si yo fuera presidente,
aunque sea por un día:
te voy a decir que haría
con mi pueblo y con mi gente,
pues de manera consciente
sólo un decreto daría.
Que no falte la comida
nunca más sobre la mesa,
leche para los niños,
tierra para el campesino,
salud y educación
en mi decreto, estaría
así, sé que vivirían
felices de corazón
y entonces esta canción,
sentido ya no tendría,
pero mientras falte esto
a la gente de mi pueblo
quedarme callado no puedo,
canto luchó y protesto.
Fíjate como anda
el nuevo diputado,
con nueva corbata y traje caro,
ya la plata le ha cambiado,
no tiene tiempo para la gente,
muchas reuniones y nuevos cursos.
Ayer lo vi en televisión,
levantaba la mano en el congreso,
ese es su nuevo trabajo,
se ve bonito y en condiciones,
nosotros seguimos abajo
y mire usted esos tipejos
como nos cogen de pendejos.
Rojo blanco y morao
los tres, gobiernos han sido
y más pobres hemos vivido,
los que por ellos hemos votado,
el país en nada ha cambiado,
para que creer en ellos,
si nada más usan el pueblo
como vaquita de ordeño,
otra vez se oye su ruego
pidiendo el voto del pueblo.
Pero un día mi país
concentrará muchedumbre
y encenderemos la lumbre
contra la aristocracia infeliz,
se izará con el trabuco,
tras la trinchera y el acecho,
a reclamar el derecho
que los falsos le han quitado,
a reclamar lo que he nuestro,
vamos mi pueblo valiente.
Ya se curaron la herida,
ya se pueden ir mañana,
ya tienen en su canana
para vivir toda su vida,
han manejado sin bridas
las cosas del estado,
ya tienen llenas las manos,
de los bienes de mi gente,
creen que son inteligentes,
algún día les cobramos.
Esa es gente sensible,
de cualquier cosa se ofende
si una persona del pueblo
toca sus fibras sufribles,
de una vez hasta el presidente
sale desvalorando,
igual salen funcionarios
queriendo morder la gente.
En este país varado,
sin gasolina, sin agua, sin luz,
sin esperanza,
hay que ser un tarado
para tragarse ese dardo
de que es parlante que vamos,
pero si estamos reculando,
todo el mundo se da cuenta,
sólo ellos están de fiesta
y el pueblo sin un centavo,
que es palante que vamos
dice airoso el presidente,
pero el pueblo está consciente
que es para ningún lado,
ya ellos habían estado
y lo mismo le paso,
el carro nunca arrancó
y por eso lo sacaron,
así que ya van tres años
y su coche sigue parado.
Robar, me dijo Remigio,
en este país da poder,
aquel que sabe coger,
aquí adquiere prestigio,
no hay condena ni castigo
para los desfalcadores,
por tal las instituciones
de rateros están llenas,
del pueblo no sienten penas,
solo importan sus millones.
@victorsuaresCRD