Por Luis Aníbal Medrano S.
Por las condiciones en que las actuales autoridades gubernamentales recibieron el Estado el 16 de agosto de 2020 expresé por varias vías que era un acto heroico asumirlo con un cúmulo exagerado de problemas de orden económico y moral.
No es fácil asumir un gobierno donde la gran parte de la población goza de una indisciplina arraigada en diferentes renglones, donde los violadores consuetudinarios de leyes pululan por las calles de país amparados en apellidos, posición económica o enllavadura política, militar o policial.
Es espeluznante tomar las riendas del gobierno cuando la mayor parte de la población tiene la falsa creencia de que el Estado es un baúl con un tesoro donde quienes lleguen a dirigirlo tienen la potestad de introducir sus manos corruptas para enriquecerse.
No obstante as todo lo anterior, es desesperante llegar al poder con una pandemia en pleno apogeo, golpeando de forma inmisericordes la salud y la economía de la población del planeta tierra, y como efecto de consecuencia, a nuestra población dominicana la cual una gran franja de ella, atrapada en la peligrosidad del sabor de lo prohibido, comenzó a violentar las medidas sanitarias que se establecieron para tales fines.
Pero los desalojados del poder, con su arrogancia característica, sin la menor calidad moral posible, quieren ahora dar cátedra de cómo realizar un buen gobierno y desconocen con premeditación las circunstancias con que la administración del cambio que encabeza Luis Abinader, recibió el país.
Un buen gerente lo demuestra en la época de crisis, un buen presidente que piense en el país de todos actúa para buscar resultados positivos y no para dilapidar los recursos, un presidente gerente hace lo que se tenga que hacer para mantener a flote y llevar por la mejor ruta la nave del Estado.
Alguien tenía que venir para corregir los entuertos que por largos años fueron afianzándose y corroyendo el prestigio nacional a tal punto que los ranking internacionales nos colocaban en pésimos lugares en capítulos importantes para ser una nación mínimamente correcta.
El presidente Luis Abinder marcó distancia con el falso concepto de lo que es el Estado y cómo debe manejarse, se ha hecho acompañar de un conjunto de hombres y mujeres que van al compás de sus buenos propósitos y está poniendo un nuevo sello distintivo de la que es una correcta administración de los recursos del Estado.
Quieran o no admitirlo los desalojados del poder, si el presidente Abinader no se empleaba a fondo en el manejo de la crisis sanitaria, la cantidad de muertos fuera la cifra actual multiplicada por más de 20. Si no le hubiese dado el manejo a la economía nacional que demandaba la circunstancia, el país hubiese colapsado.
Luis Abinader le ha demostrado a la oposición temblorosa por sus actuales y posibles reos, que el cambio es una realidad, que llegó para quedarse, que se está implementando un nuevo sistema de gobierno, que “se puede hacer más con menos” cuando los recursos son bien administrados. Que se puede gobernar con un equipo acoplado empujando para una sola dirección, hacerlo bien.
Por eso lo expreso a todo pulmón que para el país, la suerte que es Luis