POEMA – I
VENGO
Vengo de la distancia
allende las montañas y el mar,
vengo de la aurora infinita,
donde se extingue la oscuridad.
Vengo de la primavera,
de la luz y el abrazo de amor
viajo por los senderos donde vuelan las quimeras,
vengo de la inmensidad del sol.
Vengo de inmensas praderas de planetas,
y yo soy, energía indisoluble
de la vida soy reverencia,
yo vengo de la grandeza.
Soy inmensidad que no termina
y vengo desde muy lejos,
más allá del horizonte, más allá,
más allá del mar, más allá
más allá de la montaña, más allá,
más allá del viento, más allá,
más allá de las estrellas, más allá.
POEMA – III
DE TU MANO
Tu amor me lleva de la mano
mi guía innegable eres tú
lucero que brilla en lo alto
llenando mi entorno con tu luz.
POEMA – III
DULCE AMOR
Las estrellas danzan para ti
en mitad del infinito,
la noche aviva en tus labios
galaxias de sonrisas.
En palacios de luna
tu aura de princesa
se refleja en luz.
Y tú,
mujer hecha de alma,
dulce amor de mi universo,
ingenua como un ángel,
ríe feliz,
resuelta a mi corazón.
POEMA – IV
DUELE
Duele la noche,
duele el día,
duelen los besos,
y el amor.
Roto en pedazos el horizonte
mi alegría y la esperanza,
hoy me duele la vida hasta el ama.
POEMA – V
TODO PASA
Caen, los reyes y los imperios,
todo poder pasará,
por razones diversas morimos
y aún no entendemos que vivimos
para ayudarnos y servirnos,
que no somos nada material.
POEMA – VI
SABIO
Ser feliz con poco es de sabio,
sufrir por alcanzar lujo es yerro,
es injusto acumular riquezas,
por tal escarnio, otros viven en la pobreza.
POEMA —VII
UNA PENA
Siempre habrá un dolor,
aunque muchos bienes poseas
siempre vendrá una pena
y una preocupación,
regocíjate hoy en la alegría del amor,
los momentos felices divinos son.
POEMA – VIII
LA VIDA
Viene y va infinita la vida,
para vivirla en armonía,
sigue el camino, no te rinde
no ha de morir la existencia.
A pesar de los actos de muerte
de los que poseen el privilegio de vivir,
la vida sigue,
la vida será eterna.
POEMA – IX
PAÍS LIBRE
Quiero un país libre
como vuelo que no para
envuelto en alboradas
de gente que no se inhibe
cuando la mentira rige.
Que no se queda callada
y ante verdad disfrazada
al embustero suprime
con posiciones firmes,
si de la patria se trata.
POEMA – X
SOMBRA
Me cubre la sombra,
soy la noche de un corto día,
dormida mi alma,
agua muerta de la fuente abandonada.
El derredor, con su mirada fría
me atrapa en su misterio,
la opacidad crece y todo lo llena.
El brillo de mi alma temeroso,
siente miedo al calvario que me engulle
y en esta soledad, la que hago amena,
me acostumbro a la nada.
POEMA – XI
EXTRAVIO
Más allá de la mirada
se esparce la luz.
Me invita a trillar
senda de vida colosal
y por sus límpidos colores me dejo llevar.
C amino por edenes desconocidos
y descubro su andar en mi extravío.
POEMA – XII
DAME LA VIDA
Tus labios humedecidos de lluvia
matizan de sonrisas el entorno,
tus labios negados a mis labios de sol,
de cielo que no quiere llover.
Alumbra la sombra de mi boca
en un beso lleno de dulzura,
enciérrame en tu libertad
y dame la vida en un segundo
de caricias.
POEMA – XIII
PARTIR
El camino se devuelve
a entregarte mi corazón desgarrado
de partir.
Tus ojos tristes
de mirarse en mi nostalgia,
siguen mis pasos en silencio
por la llanura
y se acongoja mi ternura al borrarse
tu silueta en la distancia.
POEMA – XIV
DULCE AMOR
Dulce amor,
trigal de espigas coronado,
jardín de esencias perfumado,
arcoíris de belleza eterna.
Precipita tu fuego por el camino
donde mis pasos corren a tu morada.
Lo cierto es que la paz y el alba
llenaron mi copa con tu vino,
el sol estableció su presencia y
me cerca sin tregua,
llenando mi vida de lumbres,
mi vida, que hoy es horizonte.
POEMA – XV
EXISTO
Al aire fresco de la mañana
me enclavo este claro día,
sin estacionarme en sus partes
me voy en su marcha y en su follaje.
Me pierdo en su espacio,
y en agujeros de segundos
me incluyo en su desnudez de metal.
Voy cantando a la claridad
y en cada una de sus partes existo
triste o alegre existo,
amando o amado existo.
Cuando se extinga el día
y descienda la noche encenderé
su vientre con el brillo que este día
dejó en mi alma.
POEMA – XVI
LA MEDIA ISLA
Al calor del sol
de la media isla
se siente un sabor amargo
y sin vida.
Se desata un grito,
se derrama un canto,
un canturreo afligido,
un triste canto.
Avenidas grises, ciudad,
rostros ajados y sin luna,
sueños acallados,
pasos de gente extinta,
hojas secas cantando.
Un triste canto.
En las tribunas,
hombres vestidos de pueblo
sustentan canto de bruma
exhalan sus fieros anhelos.
Se siente un rencor colectivo,
un exotismo hechizante,
la esperanza se ha perdido,
la huida es el sueño delirante.
Muchas veces en su santo seno
los acoge la mar embravecida,
se lanzan con fe y sin rumbo,
a la pronta muerte, o a la larga vida.
La falsa trompeta entona
confuso canto palaciego,
dardos son las notas que resuenan,
mentiras que conoce el pueblo.
POEMA – XVII
TUS OJOS
No más que tus ojos
claro de medio día
necesito para andar
los caminos de mi vida
de azúcar y de sal.
Alumbra los caminos
de mi sueño,
conduces tus pasos
de reina hasta mi amor,
quiero tenerte en mis
manos de esclavo,
dame el tesoro que rey me hiciera,
dame la alegría infinita
y la gloria eterna de saberte mi mujer.
POEMA XVIII
TU
La luz de la mañana
me abraza plena,
me acaricia serena
y a tu piel me enlaza.
Luego un beso tuyo me basta
para tener un día feliz,
mimo el presente contigo
y más me adhiero a tu amor,
que a mi ser se derrama.
Adiós al desvivir,
después del deleite
de vivir tu espacio,
gloria de mi alma,
nadie como tú para borrar
el dolor de mi vida y mi alma
que hasta ayer sufría.
POEMA – XIX
AMANECER
Al amanecer se enlaza mi ser,
al grito del alba.
A los translúcidos colores
del infinito se ata mi alma
y en surcos de rosales
la noche siembro de luz.
Se aleja la oscuridad
y en el viento me abrazo
a la mañana.
En los tejados el sol
tiende su brillo,
ante su esplendor me rindo
y expongo a su fulgor
mi pensamiento.
POEMA – XX
COMO LA VIDA
La vida nace para vivirla,
brota y ama contemplativa,
sencilla y compleja es la vida,
cándida, ingenua y linda.
para existirla de cara al sol es la vida,
de frente a la armonía y al amor.
Pura clara como el alba
sin transgredir sus pasos,
vivir, feliz, regocijado,
armonioso vivir.
Al final tendré
la satisfacción de haber vivido
y no el dolor del desvivir,
ni el arrepentimiento
inconsolable por aflicciones
cometidas, morir será la miel.
Hoy
¿Que me falta para ser feliz?
Vivir, vivir contigo cada paso.
Y como se que muero a diario,
quiero existir alegre, envuelto
en la alegría que me da la paz
de tenerte y el sueño anhelante
de morir en tus brazos.
POEMA – XXI
ESTE VACÍO
Como llenaré este vacío
que lleva mi alma,
quien le dará a mi vida calma,
la placidez que a la flor le da el rocío.
Cómo, cuándo, dónde podré decir soy feliz
y cantar en los amaneceres de abril.
Quién llenará mi mano
de ternura y mi corazón de paz,
el horizonte no me da lo soñado.
Mucho tengo y más,
Pero, no felicidad,
Pero, no paz,
Pero, no tú,
Pero no a ti.
POEMA – XXII
SIN LA VIDA
Viviendo voy por la vida
cual un corazón de mármol
como árbol desojado
voy sin vida por la vida.
Soy costumbre peregrina
sin sus cantos celestiales
mis penas son en raudales
voy sin vida por la vida.
Soy la copa ya bebida
por el suspiro violento
de la noche al claro día.
Héroe de la mar vencida
soldado herido, ceniza al viento
voy sin vida por la vida.
POEMA – XXIII
MI VENTANA
El sol de la mañana
entra por mi ventana,
viene a traerme tu amor,
viene a llevarte mi alma.
Viene subiendo el día
viene cantando el alba
el sol me trae tu amor,
el sol te lleva mi alma.
POEMA XXIV
AQUELLA NOCHE
Era la noche,
a orilla del mar era tibia,
la luna tras las nubes dormía,
las olas se estrellaban constante
en las rocas,
yo tomaba su mano y ella la mía.
Hacia el puerto un navío se escurría sumiso, mientras otros anclaban distante,
mis palabras se escondían a cada instante y mis ojos se sostenían extasiados en su belleza.
Ella acurrucó su cara en mi hombro
y me besó una vez y otra vez
con sus labios de dulce mandarina.
Floristas y flores rojas,
tríos de canciones del ayer nos
rondaban importunos,
así, entre toda la algazara,
ella y yo estábamos en el paraíso
y somos uno desde aquella noche
a orilla del mar.
POEMA XXV
EL INTERFECTO
Parece mentira, pero,
hace tiempo que he muerto,
la gente me ve caminar y reír
sin imaginar que soy un interfecto.
Que estoy sumido en un
abismos sin gloria y sin infierno,
sencillamente exánime,
sencillamente muerto.
Que importa si el mundo gira
si para mí ya se ha detenido
desde esta tumba fría que es mi vida,
ya no puedo,
ya no quiero seguir camino.
No quiero ver más mi derredor
no tengo alegría, no tengo amor
no tengo gloria ni destino,
no te tengo, me falta el sol.
Ignoraba esta manera de morir
y seguir andando entre la gente,
así, vacío y sin emociones funestamente,
sin saber aquellos,
que ya soy un interdicto.
POEMA – XXVI
LA VIDA Y LA MUERTE
La vida es una enfermedad terminal
cada segundo nos hunde
en el armatoste de la muerte.
No hay evasivas;
Uno primero, otro despué.
Desde que naces
comienza la carrera imparable
hacia la expiración,
no importa quién, no importa como
no importa cuánto tengas
o de cuanto carezcas,
allí somos y seremos todos iguales.
POEMA – XXVII
MI PERRO
Mi perro ladra esta noche de luna,
algo le hiere, algo le abruma,
por el jardín sube y baja, baja y sube,
con su ladrido triste deambula.
En su recorrer me embiste
a la lúgubres de la noche,
aúlla al pie de mi ventana,
como si un dolor le torturara
como si la noche le engullera.
Pero, no, no le duele nada,
es mi tristeza que intuye
y entonces mi perro buen amigo,
quiere borrar conmigo
la pena que descubre.
y por eso aúlla, ladra y baja,
ladra y sube, sube y baja.
POEMA – XXVIII
QUE NADA ME ATE
Prefiero seguir el camino
a ninguna parte,
sin rumbo como el viento,
prefiero la puerta abierta y las alas.
Del universo soy silvestre
y elijo vivir libre y sin tu amor,
a vivir con tu pasión y condenando.
Que nada me ate,
ni la tristeza, ni la alegría,
ni el odio, ni el amor
ni la vida, ni la muerte.
POEMA – XXIX
TE AMO
Mi corazón al viento
espera morir en tu silencio.
Huyen mis pasos a tu vereda,
mis pies quejándose antes las piedras,
el ritmo suena como canto de nostalgia callada.
soñando con tu amor
soy un solitario que espera
de las flores tus caricias.
Las estrellas perezosas,
las que rebosan de luz tu pelo
piden el te amo que tus labios
de cristal me han negado.
POEMA – XXX
CAMINOS
Tantos caminos soñados,
tantos otros recorridos,
tantos amores olvidados
con tantos falsos cariños.
Que corta ha sido la vida
cuan escasa la alegría,
más profunda fue la herida
cuando más reír quería.
El beso única fuente
donde el éxtasis bebí,
mil caminos recorrí
soñando con ser feliz.
POEMA – XXXI
SOBRE LA ARENA
Mujer sobre la arena,
cándida y bella,
tomo un sorbo de tu copa
y tus besos se deslizan a mi boca.
pruebo gota a gota
tu aliento matizado
de suspiros y te hago mía.
Mis manos rondan tu
cintura serpentina,
sudorosa de miel y te colmo de besos,
y en cada caricia me das la vida.
Tus brazos me encierran
en dulces quejidos
y en mi corazón
el latido en tiernas tonadillas
canturrea un te amo.
POEMA – XXXII
PARA AMARTE
Que no pase el tiempo,
que se detenga para siempre
en esta primavera de colores,
repleta de amores que hoy vivimos.
Emergen las flores
al descubrir tu sonrisa
y mis manos se llenan
de caricias para ti.
Quiero hacerte feliz
con cada toque de mi piel.
Como nunca a nadie amé
Pretendo amarte.
XXXIII
NUESTRA CAMA
Era una noche dulce de primavera
más dulce que la miel la noche era
tu amor como una ola me atrapó,
y nos amamos sobre la arena.
Me encadené a tu pecho
y a tus suspiros,
puse en tu cuello
collar de besos y cariño
y hacia las estrellas
el vuelo emprendimos.
La arena fue nuestra cama
la noche cubrió nuestros cuerpos
y en su manto nos abrigamos.
Hoy entre la luna y la noche,
entre el mar y la arena,
sigo escuchando tus suspiros,
como una ola.
XXXIV
TUS OJOS
Tus ojos son la luz y la noche,
el fulgor y el color.
La verdad se delata ante la sima de la mirada
y se reflejan en parpadear de lagos,
la luz y la sombra.
La ternura masiva y el amor
incólume se esparcen más allá
de sus oquedades
mientras la fortaleza
es el derroche impetuoso,
expandiéndose a través del brillo
de unos ojos que miran,
ojos que saben mirar.
Los he visto mirando sin mirarme
y me acongoja la desventura
de no sentir su luz penetrar mis pupilas.
POEMA – XXXV
MI PUEBLO
Los ojos de mi pueblo siguen tristes,
avanzan sobre el pantano,
perdido en toda su extensión.
Aquí se aman los ojos y siguen afligidos,
se estrechan los brazos y siguen doloridos,
se besan los labios y siguen apenados,
me pierdo en tu cuerpo y sigo triste.
Hay un hondo dolor,
un pesar tan profundo
enredado a la impotencia,
que no bastan unos ojos amándose,
ni unos labios besándose.
En tu suspiro despierto en la pasión
de las trincheras,
decidido a romper con fuego
todo lo que no nos deja ser.
POEMA – XXXVI EFÍMERAALEGRÍA
Otra vez el rito solitario de contemplar la luna,
extraviado al pie de un templo sin campana,
un día de primavera en un país de papel.
Esperando los años, mirando las calles
rondadas por mi marcha
y mis pasos floridos de pueblo
y de barrio.
Se filtra en mi piel oscura la angustia
del suburbio como un sol de otoño.
La noche quiere parir la mañana
y sólo se escucha el murmullo del sol,
rayos de luz queriendo precipitarse
sobre el efímero regocijo del pueblo
y de este ruiseñor que quiere seguir
cantando a la alegría.
POEMA – XXXVII LA CIUDAD
La anciana ciudad llora,
sumida en la noche.
Esta media isla,
vieja madre del pueblo,
es también propiedad de verdugos,
dioses que no duermen.
Sus bienes abundantes
lloran por alcanzar
las manos del barrio,
con todo el bien en su vientre!
Más, el inicuo irriga hambre a mi pueblo, nos deja a todos empapados en miseria y lágrimas.
Para mantener su poder.
Se alimenta del llanto
como una risa de burla continua.
Con dolor del pueblo
aumenta su riqueza
y el rojo espejismo a lo lejos,
vuelca su celo y su apego
y se roba los bienes de la patria.
El monstruo se ha comido de la isla
y de la ciudad sus propios hermanos,
sus sueños y sus vidas.
POEMA – XXXVII MIA
La tuve mía,
era una isla tendida
en mitad del océano,
con un bosque de trigo
en mitad de su inmensidad.
La tuve mía y cada declive de su cuerpo
eran extensas colinas vírgenes.
La tuve mía, y mis labios surcaron
paso a paso los solitarios caminos,
vereda adentro.
La tuve mía, y era una isla sin gobierno
y desde entonces soy isleño.
POEMA XXXIX ELLA
Humedecí mis labios en su dulce manantial
y se quedó en mi boca su olor a rosa recién cortada
y el sabor a gloria corriendo ruidoso a mi deseo
fundido a su cuerpo.
En mi anhelo vuelvo a besarla hasta deshacerme.
Regreso a los días del amor intenso,
de la pasión que achicharra en un beso el alma.
Luego ella se fue como la tarde
y se quedaron mis ojos cerrados,
suspirado su ternura,
mis brazos aprietan su pecho,
su boca muerde mi cuello
y ella en mi alma es una eterna flor.
POEMA – XL PRESENCIA CELESTE
Dulce amor, trigal coronado de espigas, jardín de esencias perfumado, arco iris de belleza eterna. Precipita tu fuego armonioso por el verde camino donde hoy siguen andando mis pasos hacia tu morada. Lo cierto es que la paz amorosa y el alba llenaron mi copa con tu vino,
el sol estableció su presencia
en mi pecho, me cerca sin tregua
llenando de lumbres mi vida
que hoy se abre al horizonte.
POEMA – XLI
COMO TAL
La luz determina mi pueblo
desde la raíz profunda hasta la copa,
extrae el bien que no desdeña.
La miel se desprenderá de la luna
y se precipitará en el barrio,
al que agrego mi alegría.
le doy mi lucha desde las piedras
hasta el infinito
y agrego mi memoria,
tesoro del universo
que en la cumbre de la luz habita.
Como tal, resplandece el canto,
el verso se levanta en mi boca
y toca la brillante estrella, de mi patria,
de mi patria que amo.
POEMA – LXII ME
VOY CON TIGO
Me voy contigo, dije para que todos lo supieran,
mi corazón latía armonioso
tu mi clavel, puerta de amor abierta.
Me voy contigo,
juntos hacemos la vida,
en mi boca la luna se deshace brillando,
igual que tu luz quiebra mis noches.
No existen estrellas con espinas.
En el silencio escucho tu voz
como un canto breve que me llama
en los amaneceres.
Me voy contigo a cualquier hora
porque de tu piel ardiente
y de tu llama, quiero sentir la quemadura eterna.
POEMA – XLIII
DIA EN CRUZ
Unos ojos sin luz miran la muerte pasar,
el sol quiere alumbrar
y apagar el sollozo cansado
que se desliza en mi pecho.
Este día ha lacerado mi alma,
tanto, que he deseado morir
en violentas palabras
que vuelan de mi lengua,
volcán abierto en furia.
Extrañé la sonrisa, el beso sin sombra
y sin cesar busqué sentido a la vida.
De mañana no quiero más que un beso profundo,
un abrazo sin tregua y en cualquier motel
un orgasmo Infinito y después,
dormirme en tu pecho de sol
hasta el próximo siglo.
POEMA – XLV
NO TENGO PAÍS
No tengo país, no tengo fronteras
mi padre es el sol, mi casa, la tierra,
mi pan, el amor, mi aversión, la guerra,
mi paz, la armonía, mi luz, las estrellas.
Un planeta entero de hermanos, yo tengo,
sus vidas hermosas caben en mis sueños,
puedo mirar lejos, puedo ser lucero,
puedo ser galaxia, cuando miro al cielo.
Construir razón a la vida puedo
hacer de la luz mi perfecto sueño
crecer como canto que se expande anhelo
y en la cima del monte descansar mi vuelo.
Despertó la mañana en mí se hace eterna
me aferro al alba, rompo las cadenas,
apago el otoño, encendí primavera
puedo ser el cosmos, puedo ser pradera.
POEMA – XLVI
AL CUIDADO
De tanto cuidar el cuerpo,
has olvidado el alma,
lo que el alma es, es tu cuerpo.
POEMA – XLVII
EL SOL
El sol sale esplendoroso, nuevo día,
sin embargo, al ocultarse,
dejará en mí, la huella imborrable del tiempo.
Al regresar el sol mañana,
ya no seré el mismo.
POEMA – XLVIII
EL SER
Hemos cambiado el ser,
por el tener, por eso, el crecimiento espiritual,
es pequeño y hace a la humanidad
incompetente para vivir en armonía
POEMA – XLIX
JUSTO
La luz alumbra mi alma,
se expande en mí
y me hace justo.
Muchos aunque vivos,
su luminosidad está extinta.
Ellos son los injustos y malvados.
POEMA –
L PARA VIVIR
Vivir es el pan sobre la mesa,
un lugar contigo donde desnudar nuestros cuerpos.
Vivir es el espíritu abierto,
leal al universo y al excelso.
Después, para mí, no existe nada.
POEMA – LI
MIO
Mío, palabra que quisiera nunca tener que pronunciar.
Enséñame, señor, a decir yo soy,
para nunca decir yo tengo.
POEMA – LII NADA Nada será para siempre, nada, ni tu amor, ni el mío. Nadie conoce el destino. Entonces, hagamos de este hoy divino, un día de amor bien vivido. Lo demás que lo decida el tiempo. POEMA – LIII EL DERREDOR Para entender la vida, hay que filosofarla, pues, la vida es fácil vivirla, cuando se es capaz de contemplarla. El derredor y sus querellas hay que vivir para ignorarlos. He de ser pulcro con la aspiración, con acumular tened cuidado, pues, se escapa el crecimiento humano y muere derrotado el espíritu por los demonios de la ambición y los deseos. POEMA – LIV A LA LUZ Más allá de la mirada se esparce la luz, me invita a trillar su senda de vida colosal. en límpidas rejas de colores infinitos me dejo llevar y me voy por cielos que desconocen mis ojos y descubro su grandeza en mi extravío. POEMA – LV A TUS PASOS A tus pasos, una ronda de estrellas danzan para ti, se aviva en tus labios una galaxia de besos, eres feliz en palacios de luna dulce amor de mi universo. Aurora de mil colores, tu luz se refleja en mi luz, ingenua como un ángel resuelta a mi corazón. POEMA – LVI TRAS DE TI Seguí la tarde tras de ti, Ángel que respira el silencio, soy luciérnaga en tu luz y transparencia de sol. Recorrí tus caminos y lavé mi corazón en tu aurora por ti, soy horizonte y sigo tus pasos de brillante estrella. POEMA – LVII MUJER ¿Quien eres? Que el tiempo se liquida entre mis sienes por describirte. Piel de África, sonrisa de sol, verbo de Cervantes. ¿Quien eres? Que cada día veo en tu mano la espada libertadora de Juana De Arco, rompiendo esquemas. ¿Quien eres? Que cuando miro tus ojos de luna, mil hogueras se vierten sobre mi tez de sol y me atrapan las mañanas de Delfos en tu mirar. Mujer que llena de luz la noche y de estrellas el horizonte, que luces hermosa al galope del presente, con tu visión de futuro. ¿Quien eres? Que cada noche te sueño, que cada día me llevas cautivo. Quien eres dulcinea de mis auroras que de escucharte se expande mi imaginación más allá de lo entendible y a través de las hondas rompiendo montañas cuál Hércules enamorado busco llegar a tu regazo. POEMA – LVIII TU PELO Halo de luz en la oscuridad, que emerge de la belleza interminable. Ángelus de oriente germinando al viso de un crepúsculo. Coronando la noche con el brillo de la vida atado a tus cabellos. POEMA – LIX TU FRENTE Espacio infinito donde se anida la luz se desborda el éter a tu faz, y se extingue indefectible la grandeza de lo falso, se estira la luminiscencia congregándose al horizonte y es tu frente un universo. POEMA – LX TUS OJOS Tus ojos son la luz y la noche el fulgor y el color. La verdad se delata ante la profundidad de la mirada y se reflejan en parpadear de lagos, la luz y la sombra. La ternura masiva y el amor incólume se esparcen más allá de sus oquedades mientras la fortaleza es el derroche impetuoso expandiéndose al brillo de unos ojos que miran y que saben mirar. Los he visto mirando sin mirarme y me acongoja la desventura de no sentir su luz penetrando mis pupilas. POEMA – LXI TU NARIZ Perfección de escultor napias que aspiran el prana sagrado de los amaneceres luminosos, hálito perfumado, inspiración. El aliento vivo y divino llega a tu alma y al exhalar, hace expandir el reino de los ángeles más allá de sus dominios. POEMA – LXII TU BOCA Penden panales de miel de tu boca fresca llenan de dulzura el entorno donde me encuentro alucinando de tanto mirarte, perdido ante tu sonrisa. Cauce del vocablo pulcro es tu boca, al hablar, un amasijo embriagador me envuelve a tus ideas, calcos extraídos de mis neuronas. Placidez perpetua conquistaría con escuchar de tus labios de Diosa mi nombre que de tu boca no es digno. Se abre un universo en tonadillas en mi camino solitario cuando sonríes. Ríe te lo pido, que la risa en tu boca es un estallido de bendiciones, un exorcismo a los cuatro puntos cardinales. POEMA – LXIII TU CUELLO Serpentea tu escote sobre tus hombros cual mamba negra sobre el pasto verde de África virgen. Se derrama la altivez y la exótica brillantez se esparce sobre tu cuerpo indiviso y se embellece en cada movimiento acompasado de tu cerviz. POEMA – LXIV TUS SENOS Colinas encrespadas y puntiagudas, accidentando el valle de tu pecho matizado de un color etéreo que lleva a la libídine, tus senos elixir de vida son. POEMA – LXV TU VIENTRE Morada angelical donde la eternidad puso sus destellos celestes para ensanchar su razón evolutiva y soles emergieron. No sólo belleza hay en tu esencia que además germina y se decora con tu pubis que se yergue a Venus, allí hay verdad y pureza. Al mirarte añoro a abril contigo en mi escondrijo en una guerra eterna de mimos y de extremidades entrelazadas . POEMA – LXVI TUS MANOS Palomillas que vuelan hacia los colores mágicos del arcoíris. Juguetean con el pensamiento, batiendo como el colibrí sus alas, dedos de reina, manos de Isis, donde el amor se enreda y se esconde entre las aberturas. Manos que nacieron para ser musa del libre verso y de la música. POEMA – LXVII TUS PIES Puedes parar en medio de la nada y tocar el cielo, simiente de alta torre son, final de un faro que alumbra lejos. Aflora en cada paso tuyo la hermosura de tu estirpe morena y mis ojos se maravillan ante tal languidez. Un camino de algodón puedo erigir con mis manos de sembrador, para que tus pies inmaculados peregrinen sin marchitar su esencia. POEMA – LXVIII A MI ALMOHADA La ruta del amor abre camino hacia ti, como cuando sale el sol. Amor, pasaje sin tregua, abierto a los sueños, amaneceres que despiertan en mi cama preguntando. Cuando vendrán tus mejillas a mi almohada a quedarse para siempre? POEMA – LXIX EL CUERPO DEL DELITO Soy señor juez el querellante, y seré mi propio defendido, la traigo magistrado a este juicio ya que muero queriendo ser su amante. Acuso señor juez a esta dama por negación y privaciones contra mi alma soy el que ha sufrido el desaire rogando por su amor cada mañana. Expongo lo que quiero me conceda hoy que estamos ya en juicio de fondo usted es justo y ya conoce el macondo en que vive mi alma por pretenderla. Quiero que condene su desamor, que no me concede entrada a su vida, y en mi cárcel de besos y de amor pido que la encierres de por vida. Que me entregue el cuerpo del delito el que me hace soñar cuando la miro que llene el juzgado de suspiro que tengo habeas corpus de cariño. Prefecto, yo soy el demandante el que la emplaza por daños y perjuicios a reparar mi corazón que nunca quiso traerla por amor a este juicio. Y voy a continuar con mi demanda y pido que la condenen a mi vida hasta que se curen todas las heridas causadas por desdén, mi bien amada. Concluyo enjuiciador mi intervención, Pidiendo arresto domiciliario, en mi casa que ya tiene el mobiliario que compré para agradar su corazón. Le pido a cualquier alejamiento oposición para que pague con amor y con ternura el tiempo que he vivido en la bruma por su afán de irse de mi puro amor. Y si es que se marcha para España porque los europeos le gustan a la acusada que con abogadiles de aquí no quiere nada condénela mi juez en contumacia. Le exijo a su acomodo un embargo y que terminen sus caminos en mi alcoba que yo le tengo allí toda la gloria que encontrar podría en otros brazos. Átele señoría a mi destino condénela a quererme hasta que muera castíguela a la cruz de mi camino Porque yo quiero también morir con ella. Condénela al pago de las costas a este su abogado demandante que me pague con cariño abundante hasta que aprenda a querer como una esposa. POEMA LXXI LA TIERRA HERIDA La tierra herida bajo el costado azul de occidente sangra esencia negra de sus venas laceradas, vital energía para su existencia se vierte, gime y sollozan los pájaros circundantes, se aterra la fauna, y se ahoga en la tristeza el golfo y cuando implora la flora, yo también lloro. La mano inicua, tras los mezquinos intereses empujan la daga hasta el corazón del planeta, Sin importarles el colapso en mitad de la nada, sin concernir que se detenga la vida y estalle en pedazos nuestro mundo. No les importa tu dolor amada tierra ni el de los otros, ni el mío, si no, el saqueo de tu vientre desgarrado. Sangra la tierra herida de muerte, en su agonía el asombro de los que no sabemos como entregarnos por entero, hasta elevarte más allá de la galaxia, donde no nazcan corazones sedientos de poder y de fortuna, ni espíritus repletos de barbarie e ignorancia. Sangra la tierra, la madre grande, la vieja madre llora y se desnivela, el riesgo a todos atañe, los buenos, los malos, poderosos y mezquinos, todos pagaremos la misma culpa, unos el pecado de la indolencia y otros el del descuido y aquellos que sollozamos al verte morir, al menos lloraremos conformes de saber que sucumbimos defendiéndote, acunándote, queriendo salvarte de los irracionales, de los que vestidos de trajes y corbatas en oficinas de lujo en Wall Street quieren hacernos creer que son civilizados. La tierra sangra, la tierra muere y yo, muero con ella.