Moscú, 15 jul (EFE).- La selección francesa es la nueva campeona del mundo, tras imponerse por 4-2 a Croacia, en la final del Mundial de Rusia disputada en el estadio Luzhniki de Moscú.
El equipo de Didier Deschamps llegó con ventaja al descanso, favorecido por un gol en propia meta de Mario Mandzukic -el primero de estas características en una final mundialista- (m.18) y por un penalti señalado por mano de Ivan Perisic (m.38), tras revisar las imágenes del VAR. Entre ambos, el propio Perisic había logrado el empate (m.28).
Tras el descanso, Didier Pogba (m.59) y Kylian Mbappé (m.65) sentenciaron la victoria, pese a la resistencia croata, que volvió a creer en el milagro por un grave error del meta Hugo Lloris, al intentar regatear a Mandzukic (m.69) que sirvió en bandeja el gol al atacante “valtreni”. EFE
Kanté, Pogba, Mbappé… nuevo estilo, cambio de guardia
Madrid, 15 jul (EFE/Luis Villarejo).- Una adaptación de la famosa canción Go West de los Pet Shop Boys retumba en las calles de Francia. “A gauche NGolo Kanté, á droite N’Golo Kanté, derriére N’Golo Kanté, devant Kylian Mbappé’.
‘A la izquierda, Kanté, a la derecha Kanté, detrás Kanté, arriba Mbappé’. Por todos los sitios aparece Kanté, el mediocentro de una familia de ocho hermanos que de niño fundía a con su esfuerzo a los críos en Suresnes. Es el termómetro del nuevo estilo que se ha impuesto en el Mundial tras una generación donde el toque tildado de tiki-taka por España, copiado luego por Alemania en el siguiente Brasil 2014, y que ahora invita a pensar en el cambio de guardia, en la aparición de un nuevo modelo, repleto de matices, que sale reforzado de esta Copa del Mundo. Hoy, Kanté con una amarilla, fue sustituido antes de tiempo.
Ha sido el Mundial de Pogba. El Mundial de los atletas. Enorme en el despliegue físico y eficaz este domingo en el estadio Luzhniki de Moscú con su gol en el 3-1. Y por supuesto de Mbappé, un futbolista que mezcla lo mejor de Ronaldo Nazario y de Thierry Henry. Cambio de ritmo, fortaleza y velocidad con clarividencia además en los metros finales para vacunar a sus rivales.
Francia, como guinda, disfrutó de Griezmann. En Francia, algunos le llaman Grizou haciendo un paralelismo como Zidane en el Mundial de Francia 98. A él no le hace gracia el apelativo. Prefiere que le llamen Grizi. Y es que Griezmann pone la aceleración, la chispa y la elegancia en el contragolpe, donde se siente como pez en el agua a la hora de dirigir el arreón y el vértigo con la pelota pegada al pie.
En clave LaLiga, el Atlético de Madrid de Diego Simeone es el gran vencedor del Mundial. Tiene a Griezmann, a Lucas en el once inicial; un nuevo fichaje Lemar, que vio la final con Francia desde el banquillo; y que con el fichaje de Rodri perfilará este año la zona central con más energía al lado de Koke y Thomas. Es lo más parecido a Francia que hay en España.
Croacia llegó con las fuerzas justas. Perisic, soberbio, a pesar de su desgaste. Demasiadas prórrogas por el camino, mucho más kilómetros que Francia, pero con un futbolista descomunal como Luka Modric, imperial durante todo el torneo. No pudo sumar al palmarés ganar Liga de Campeones y Mundial, prestigio que le deja a su amigo Varane, que hizo historia siendo jugador del Real Madrid.
Francia ingresó hoy por este título un total de 32 millones de euros, más una prima especial de Nike, patrocinador de su camiseta. Dinero que seguro invertirá en Fontainebleu, su gran academia que parecía dormida y que vuelve a estar de moda.
Didier Deschamps ha creado un módulo similar a lo que él era como futbolista. El era un motorcito. Los de ahora son Fórmulas Uno y en su sitio juegan Pogba y Kanté. Francia ganó su Mundial en el 98 con Deschamps de jugador. Sigue los pasos de Franz Beckenbauer. Su entonces seleccionador Aimé Jacquet levantó la Copa de Mundo en París, a pesar de ser criticado duramente todo el torneo. En su autobiografía, dijo que se lo dedicaba especialmente a la prensa regional. Un dardo en toda regla. Hoy Deschamps, no tiene enemigos y sonríe porque su forma de entender el fútbol dio un golpe encima de la mesa. EFE
Francia impone la ley del más fuerte
Moscú, 15 jul (EFE/José Antonio Pascual).- Veinte años después de lograrlo en su templo de Saint Denis, con Didier Deschamps como capitán y con Zinedine Zidane de gran figura, Francia impuso ante Croacia la ley del más fuerte para convertirse por segunda vez en su historia en campeona del mundo, esta vez en Moscú.
El coliseo del Luzhniki fue el magno escenario de un cambio de orden, quizá de estilo tras el buen gusto del juego combinativo de España en 2010 y de Alemania en Brasil 2014. En la Eurocopa 2016 Portugal le superó con esta misma medicina.
Francia lideró un modo que apuesta más por la firmeza defensiva, por el orden, el equilibrio, el aprovechamiento al máximo del balón parado y el vértigo de ese joven descarado que se llama Kylian Mbappe junto al ‘principito’ Antoine Griezmann, convertido en nuevo rey. Ya ha logrado lo que otros grandes astros como Leo Messi, Cristiano Ronaldo y Neymar, a cuya mesa quería sentarse, no han conseguido.
Croacia no decepcionó, ni mucho menos. Jugó sus armas con todo lo que el corazón le dio tras el gran desgaste acumulado, pero un tanto en propia meta y un gol de penalti señalado a través del VAR dinamitaron su moral. Con el tercer tanto, premio al buen trabajo de Paul Pogba, ya se vino abajo. La montaña era demasiado alta como para pensar en la hazaña.
Didier Deschamps cumplió con lo previsto. Formó con el once de gala, el esperado, el que tan buenos réditos le ha dado a lo largo del torneo. El del músculo en la medular, el vértigo de Mbappe, la calidad de Griezmann, el trabajo de Giroud y la firmeza atrás. El del bloque, en definitiva.
Zlatko Dalic también aportó por su equipo titular después de que en las últimas horas se hubiera especulado con la baja de algunos de los héroes, principalmente la de Ivan Perisic, determinante en la semifinal ante Inglaterra y que parecía que no llegaría a tiempo.
En el tablero del Luzhniki, por lo tanto, estaban puestas todas las primeras piezas, las que marcan los diferentes estilos y los modelos que han llevado hasta aquí a estas dos escuadras para renovar el panorama futbolístico mundial.
Deschamps y sus hombres aseguraban que habían aprendido los errores que les costaron hace dos años el título continental en casa y que ello les llevaría a su segunda corona universal veinte años después de ganarla en Saint Denis.
Dalic y su armada de irreductibles ya habían hecho historia, pero querían agrandarla y entrar en el olimpo de los campeones mundiales para escribir la página más dorada, también veinte años después de que la generación del 98 que lideraban Davor Suker, Zvonimir Boban y Robert Prosinecki se acabaran colgando el bronce tras caer precisamente ante Francia.
Pese a la teórica mayor fatiga de haber acumulado tres prórrogas, es decir, haber jugado un partido jugado más, Croacia asumió su rol. Fue valiente. No dudó en llevar las riendas de la final. Francia, encantada, entregó el balón a los Modric, Rakitic y compañía, a la espera de enganchar una contra o un balón parado.
No necesitaban los ‘bleus’ ser dominadores del partido. Lo único que precisaban era ese balón cerca del área de Danijel Subasic. Aún siendo aparentemente inferiores lo encontraron, como en anteriores partidos. Griezmann botó la falta y un toque desafortunado de Mandzukic, el hombre que situó a Croacia en la lucha por la gloria, se metió el primer autogol en la historia de las finales y adelantó a Francia.
Croacia está sobrada de orgullo y corazón. Pero también de calidad. Aunque pareció acusar el mazazo tardó tan solo diez minutos en devolver el golpe. Otra falta, botada hacia la derecha por Modric, toque de cabeza hacia dentro del área, Vida bajó el balón hacia atrás y Perisic hizo el resto con un recorte y un disparo cruzado (m.38).
Para su desgracia Francia rápidamente encontró un saque de esquina. Griezmann lo botó y el propio Perisic desvió de nuevo a córner. Los franceses reclamaron mano mientras Pitana daba continuidad al choque inicialmente. En cambio, desde el VAR le avisaron que algo había ocurrido. El colegiado argentino atendió la situación y acabó por decretar pena máxima, la primera en una final en la historia del videoarbitraje. El delantero del Atlético de Madrid no lo desaprovechó ante un ‘parapenaltis’ como Subasic.
Sin hacer nada extraordinario, Francia volvía a tomar la delantera y castigaba a una Croacia que asumía como podía el nuevo directo a la línea de flotación y que aún así aún soñaba, pero una intervención de Lloris a un tiro de Rebic le impedía hacerlo con fundamento.
Una galopada de Mbappe abortada por Subasic dio paso al salto al campo de cuatro ‘espontáneos’ rápidamente reducidos y a otra cabalgada del jugador del PSG que acabó con gol de Pogba (m.59).
Croacia era un púgil al borde del k.o., a merced del vértigo de los ‘bleus’. Mbappe lo aprovechó de inmediato con otro latigazo. 4-1 con más ve veinte minutos por delante. La final estaba decantada mucho antes de lo esperado.
Pero un clamoroso error de Hugo Lloris ante Mandzukic, que nunca perdona una carrera y un intento de presión, permitió al delantero del Juventus dar una mínima luz de esperanza al cuadro balcánico, y restar tranquilidad a Francia, sabedora que Croacia, que estuvo cerca de la eliminación en la previa y sufrió como el que más en esta Copa del Mundo, acaba volviendo siempre.
Esa fe inquebrantable es la que mantuvo vivo el partido hasta el final. Otro equipo habría caído hasta sonoramente goleado y golpeado. Croacia, en un día ni mucho menos brillante de sus grandes motores futbolísticos, Modric y Rakitic, no se rindió nunca. El conjunto ajedrezado cayó, pero lo hizo con honor y haciendo historia.
Lo de Francia tiene mucho mérito. Efectivamente aprendió la lección de Portugal. Lo ha demostrado en todo el torneo. Deschamps, que se une al grupo de Mario Zagallo y Franz Beckenbauer como únicos que se han proclamado campeones mundiales como jugadores y entrenadores, ha sabido recomponer la figura de un conjunto armado, un bloque sólido con esas dosis de gran calidad y eficacia que son imprescindibles para hacer algo tan grande como ganar un Mundial.
Ficha técnica:
4 – Francia: Lloris; Pavard, Varane, Umtiti, Lucas Hernandez; Kante (Nzonzi, m.54), Pogba, Matuidi (Tolisso, m.73); Griezmann, Mbappe y Giroud (Fekir, m.81).
Seleccionador: Didier Deschamps
2 – Croacia: Subasic; Vrsaljko, Lovren, Vida, Strinic (Pjaca, m.82); Brozovic, Modric, Rakitic; Rebic (Kramaric, m.71), Perisic y Mandzukic.
Seleccionador: Zlatko Dalic.
Goles: 1-0, M.18: Mandzukic, en propia meta. 1-1, M.28: Perisic. 2-1, M.39: Griezmann, de penalti. 3-1, M.59: Pogba. 4-1, M.65: Mbappe. 4-2, M.69: Mandzukic.
Árbitro: Néstor Pitana (ARG). Amonestó a Kante (m.27), Lucas Hernandez (m.41) y Vrsaljko (m.92).
Incidencias: Final del Mundial de Rusia 2018 disputada en el estadio Luzhniki de Moscú ante 78.011 espectadores. Lleno completo.
El presidente de Rusia Vladimir Putin encabezó la presencia de autoridades en el estadio de Luzhniki junto a los mandatarios de las dos selecciones finalista, la de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarovic y el de Francia, Emanuel Macron.
La presencia en el habitáculo principal del recinto estuvo plagado de jefes de estado y de gobierno de distintos países. Armen Sarkisyan, de Armenia, Alexander Lukashenko, de Bielorrusia, Ali Bongo Ondimba, de Gabón, Igor Dodon, de Moldavia, Mahamoud Abbas, de Palestina, Sheikh Tamim Bin Hamad Al Thani, emir de Catar, donde se celebrará la próxima edición del Mundial en el 2024, y Omar Al Bashir, presidente de Sudán. EFE