ENERO 2, 2022
Por Víctor Suárez
Eldiariodesantodomingo.com
Antes que nada, no importa en que religión estés, una religión es solamente un camino, uno de los tantos que transitamos a lo largo de nuestra existencia, buscando como llegar a la morada del Padre.
Muchas de estas son almas sinceras, algunas se extravían, otras logran llegar lejos, es así, nadie va al padre si no es por su propio esfuerzo, nadie avanza en el camino espiritual, si no es por su propia búsqueda.
De estas iglesias, muchas se han convertido en organizaciones, recaudadores de dinero, donde los feligreses se reúnen para escuchar cosas que no les ayudan en nada en su progreso hacia lo divino.
En muchos casos, lo que hacen es atrasarse, hay otros grupos de iglesias y feligreses que solamente usan el camino como una herramienta de entretenimiento.
El hombre sabio busca la verdad dentro del el mismo, el necio busca verdad en los demás.
La verdad es que antes que nada, debemos estar listo para partir del plano terrenal.
En el momento en el que el Padre nos llame, debemos estar prestos a seguirle, pero nadie quiere partir, nadie quiere pasar por ese mal momento llamado muerte, por ese miedo terrible que no nos deja pensar.
Morir es simplemente cambiar de cuerpo y seguir el camino, lo que duele es que ya no volvemos a reconocer a nuestro seres queridos, no entendemos que por misericordia nos quitan de la memoria los recuerdos para que el progreso espiritual sea más rápido; sin embargo, es lo único a lo que no debemos temer.
Se debe vivir sin miedo y con la alegría de que en algún momento estaremos de regreso a nuestra casa, llenos y cargados de las experiencias adquiridas en este viaje de ida y vuelta por esta vida y por este plano, esto sucederá muchas veces, hasta que se termine el ir y venir, es decir, encarnar y desencarnar, una y otro vez, repeticiones estas, que se hacen cadenas, por nuestros mismos errores y por tantos otros seres de la oscuridad, quienes nos ponen zancadillas, las cuales nos hacen retroceder en nuestro propósito.
todos estamos en la mente de Dios. El nos conoce a todos y sabe en que nivel de preparación estamos para acercarse a nosotros.
Para el momento de partir, debes haber dejado atrás las cargas pesadas de la ignorancia y los tabúes religiosos, entre ellos, el infierno, la muerte, el pecado original, el bien y el mal. Vive sin hablar de nadie, sin murmurar a nadie, sin dañar a nadie. Perdona mil veces a todo el mundo, pide perdon por tus errores y sigue hacia delante, eres un ser del universo, una criatura del infinito, no te detengas antes las pequeñeces.
El infierno lo construye tu mismo, el paraiso tambien.
Con tan sólo cuidarte de la ley de causa y efecto, la cual reza, no hagas a otros lo que tu no quieres que te hagan.
Las leyes espirituales están allí, para los que hacen el bien o para los que hacen el mal, así como otras tantas chácharas más de los ignorantes, mentiras que no hay que mencionar, porque son muy evidentes.
Debes ser tu mismo en todo el sentido de la palabra.
Quien debe salirte de la trampa de los que dirigen rebaños, eres tu mismo, no eres ovejas, debes salirte de los códigos y libritos embrutecedores, los cuales nada enseñan y no te ayudan á salir del fango mentiroso de las iglesias, los cuales no son más que muchedumbres, encadenamientos de muertos vivos.
Jesus, Krishna, Buda y otros cientos de maestros ascendidos, jamas fueron a una Iglesia, ellos eran su propia templo, siempre nos decían; tu puedes hacer todo lo que yo hago, solamente. Conócete a ti mismo y busca la verdad en las cosas sencillas, porque como es arriba es abajo.
El que tenga ojo para ver que vea, el que tenga oído para oír que oiga.
Estamos en los tiempos de un nuevo despertar y el cielo no espera por quien no quiera dejar atrás su pereza espiritual y su condena a la oscuridad, perpetrada, muchas veces por los que se dicen dirigentes religiosos.
Tu no llegarás al padre si no es a través de ti mismo, de tu propio despertar, de tu propio esfuerzo, por saber y conocer la verdad.
Conoce la verdad y la verdad te hará libre.
No busque la verdad en los libros mal llamado sagrados, esos que más que decir la verdad, la esconden y la mutilan para mantenerte en el miedo de la oscuridad que mata y disminuye tu alma.
Sigue el camino hacia la luz, a través de la convivencia, la mano abierta, el de la solidaridad, el camino del desapego, la armonía con todo lo que rodea, aléjate del mundo material, el de las posesiones, el de la acumulaciones, que nada en la tierra te Pertenece, con nada viniste y con nada te iras, nada, más que esa maleta, la cual llenas de los tesoros que has compartido con los que te rodean en tu trajinar por la vida.
La maldad, la malicia, el engaño, la traición y la mentira, son instrumento de empequeñecimiento del alma, saetas que matan la luz, la que Dios puso en el corazón del hombre, para expandirla y ayudarlo a seguir alumbrando con El, el universo.
Vístete del blanco de la pureza y anda entre la gente. No te aísle todo el tiempo, aunque hacerlo de vez en cuando le va bien al alma, estar en soledad contigo mismo, pero estar entre la gente es la escuela que te enseña, así aprende de sus actuaciones y de tus reacciones.
Por cada cosa que das, dos se acumulan positivamente en tu maleta de viaje, por cada cosa que le quitas a otro, tres se acumulan negativamente en tu equipaje, libérate de los necios errores de buscar a Dios en donde no está, el es tan sencillo, que esta dentro de ti mismo.
Cuando lo sientas vivo dentro de ti, búscale entre las rosas, en el canto de las aves, en la lluvia que cae, en el agua que corre por todos lados, en la risa del niño, en la luz del medio día, en los colores del arco iris, en la montaña y su azul hermoso, es decir en todas partes lo puedes ver, cuando lo encuentras y lo sientes dentro de ti.
Sigue el camino de la prudencia, de la amabilidad, del amor, de la verdad, el de la alegría del alma, el equilibrio, el camino del olvido y el perdón, no el del despilfarro y la mal querencia, aléjate del oropel que obstaculiza tu camino, aléjate de las discordias. de los truños y de aquellos quienes te proyectan y trasmiten negatividad.
Borra de tu alma el rencor, el odio, el desenfreno y la violencia.
Cuida los pensamientos que juzgan, no somos nadie para juzgar el comportamiento de los demás, míralos, tómalos como un aprendizaje, que quien aprende de los actos de otros se le acorta el camino. Conoce la verdad y sabrás que el ser humano no necesita nada, no debes sufrir por los deseos, por obtener grande cosas, libérate, que cuando tienes la verdad, todo lo puedes tener, con tan solo extender tus manos.
Busca salir del apego y del amor por las cosas superfluas de este mundo, las cuales están allí, solamente para disfrutarlas y contemplarlas, jamás para dilapidarlas, acumularlas o quitarles a otros la oportunidad de disfrutarlas.
Cuando las cosas banales de este mundo no te parezcan importantes, entonces te darás cuenta que estás en el camino espiritual, el sendero de la luz.
Ese camino, el que Dios quiere que todos caminemos para llegar a El, cargados de hermosas experiencia de amor y armonía, con las almas con las cuales hemos convivimos.
De no hacerlo así preparate a regresar a la cadena de reencarnaciones con las misma gente, los cuales no reconoceras;
Es como si estuvieras que repetir el mismo grado en tu escuela. Ese es el día en que el alma llora, al saber que perdiste tu oportunidad de avanzar en el camino, porque te dejaste atrapar de cosas vanas aprendida del día a día.
Orgullo, rencor, odio, traición, mentiras, venganza, desear el mal a otro, engaño, deseos, son cualidades de retroceso, estirpalas de tu vida y de tu mente.
@victorsuarezCRD