Por Víctor Suárez
Rasgó el sol el manto de la noche, y de súbito se alejaba la noche, como si sintiera temor ante la imponente luz, la cual se esparcía como una llamarada gigante abrazándolo todo.
Los pájaros entonaban su canto matinal, hoy alborotados, como si quisieran anunciar algún acontecimiento doloroso, la gente comenzaba a adentrarse en sus querellas del diario vivir, cada uno sumido en sus creaciones y en su pueril manera de ver la vida.
En el pueblo se sentía una atmósfera pesada, diría yo que algo desconocido se respiraba en el ambiente, hoy no es un día como todos los días.
Los Francos la estirpe máster del lugar, una familia amorosa, dulce e infinitamente generosa, desconocedores de la avaricia y la maldad, amantes y dadores del bien, respetuosos de la vida y del amor, ellos eran los dueños del patrimonio en este pueblo, dueños relativamente, porque todos sabían que la fortuna de los Francos era riqueza de todos.
El señor Franco trajo al maestro de la escuela, el médico y el sacerdote, él conocía la felicidad y quería que todos fueran felices, que todos entendieran la vida, él quería que todos fueran buenos, que todos alcanzaran su propia estrella atreves del esfuerzo consciente
El señor Franco cumplió ya sus cincuenta años, pero, hay en él una elegancia natural y permanente, siempre vestido de blanco hasta para andar a caballo, tez trigueña, cabello sobre el hombro, ojos negros como la noche, grandes y de mirada profunda, le respetaban, por su confianza, y su bondad, él era como padre de todos.
Doña Emilia, diez años menos que él y tan parecidos el uno al otro, en lo físico, y en lo espiritual, tenían una belleza misteriosa, como si los años no pasaran por sus cuerpos, siempre juntos ella y el siempre sonriente, siempre amorosos con todos, era un amor tan sutil que a su derredor se podía sentir en el corazón, veían un hijo en cada niño del pueblo.
Un día invitaron a todo el pueblo a una solemne ceremonia en la ermita de la casa, bellamente decorada en el fondo del patio, pintada de un color rosa pálido, llena de luces de colores, todos en un profundo silencio tomado de las manos, reverente el sacerdote subía los tres peldaños de la pequeña escalinata que daba a la puerta del oratorio y con autoridad y reverencia invocaba la luz a medida que se materializaba en los candelabros.
Después de encendida la luz, el sacerdote desciende cediéndole el paso a la señora franco que con humildad se dirige al padre todopoderoso, pidiéndole humildemente, con amor y respeto, por la paz, el bien, la iluminación, el suministro divino y la salud de todos en el pueblo.
El hijo menor de los Francos, era el gran amor de todos, y este día era su cumpleaños se llamaba príncipe, el cual era la mascota querida por todos, crecía con una belleza extraordinaria, de él emanaba una divinidad interior que todos se sitian atraídos y con muy corta edad empezó a hablar con sabiduría. Era día de la celebración de sus doce años, había mucha gente en la casa y príncipe hablaba, yo soy y seré un producto moldeado por todos ustedes, si seré bueno esta será su obra, así como si seré malo, mi personalidad lleva y llevará mucho de ustedes.
Así que de ustedes depende si me extravió en el camino, porque solo el sendero de ustedes he caminado y lo que soy hoy no es más que una copia fiel de lo que he vivido con ustedes, la vida es la misma para todos, aunque lamentablemente no todos somos lo mismo ante la vida, muchos no entendían desde donde él había llegado a esta conclusión, había una persona con la cual príncipe pasaba muchas horas, el tío Antonio el cual era un asiduo lector de la filosofía esotérica, y de los grandes sabios, al parecer el tío Antonio estaba introduciendo a príncipe en el camino de la luz.
Frecuente encontraban a príncipe en actitud meditativa y contemplativa en lugares solitarios.
Tenía un amor especial para la naturaleza, había sublimidad en el trato a las plantas y a los animales, tanto que lo transmitía a los demás, ante él los compañeros no podían intentar matar animales, o hacerle daño a las plantas, un día le dijo al tío Antonio que le gustaría tener un corazón de mujer, porque? Respondió el tío, pues para tener la sensibilidad que tienen ellas para amar las rosas, el canto de las aves, la lluvia, el agua al caer por las cascadas, los amaneceres y enterrar en un hoyo bien profundo, las armas, el odio, el rencor, y el orgullo.
Bueno, pero para eso no es necesario tener un corazón de mujer, o acaso crees que solo las mujeres son sensible ante la belleza, le contestaba tío Antonio, simplemente deja crecer el amor en tu corazón y ama tanto hasta que te olvides de ti,
sirve a todos y a todo hasta que tu luz sea un faro gigante, que alumbre el camino de los demás, en tu andar, en este largo camino que es la vida, en este camino encontraras personas, que te romperán el corazón a través de sus acciones, rechazos, orgullo, egoísmo, envidia, algunos se alegraran cuando sufras y sufrirán si eres feliz, perdónalos, perdónalos, mil veces perdónalos, y pide a dios por ellos, pide iluminación para sus mentes, porque ellos son tu oportunidad para crecer, no juzgues a esta gente ellos no saben lo que hacen, debes saber que la gente no esta en el mismo grado de evolución, el sol sale para todos, pero no en todos brilla igual.
Príncipe escuchaba tranquilo como absorbiendo cada palabra con cada fibra de su corazón, la vida es un tropel de circunstancias causales afectan directamente al individuo.
Si te mueves en la vibración del amor, la paz, el bien, la positividad, tu vida será prolífera y vivirás en la abundancia, porque lo igual atrae lo igual, si el amor atrae el amor, el odio atrae el odio,
La belleza de tu pensamiento atrae a tu mundo la belleza que te rodea, no basta con actuar bien, sino pensar bien.
Príncipe, era ya un adolescente, con cualidades extraordinarias para la música y las artes, tenía una voz privilegiada, vivía siempre en la abundancia, todos querían que el fuera feliz, era empeño de todos y él lo era, creo que por su forma positiva de ver el mundo y como es de todo aprendido lo igual atrae lo igual. Él vivía con los pies sobre la tierra y su cabeza más allá de las nubes: mientras menos deseas cosas más felices eres.
Príncipe tocaba la misa en la iglesia, me gustaría que la gente cante, que alaben al divino con sus emociones y sus palabras, canta una vez y orarás dos, si los feligreses se confunden con las voces del coro esa energía de amor y de luz atrae cada vez más la atención del todopoderoso y por supuesto sus bendiciones, el cura asedió que príncipe enseñara los cantos de la iglesia a la feligresía y desde entonces príncipe fue músico porque sin tomar lecciones él tocaba la guitarra, luego hizo que su padre regalara un keyboard a la iglesia y la música allí tomo un giro sublime. Sin dudas príncipes creció en un ambiente sano, dulce, puro, donde muy pocas veces fue advertido de los recovecos de la vida, del mundo y su maldad,
Mara, era una compañera de la escuela miembro del coro, en el registro de voces, príncipe la califico de soprano extraordinaria, sin dudas que cantaba hermoso, de vez en cuando se empastaban en un dúo angelical en los actos de la escuela y en muchas ocasiones en las misas.
Las muchachas del pueblo eran bellas como un amanecer soleado, eran dulces, santas, puras, y además ingenuas, pero Mara era la reina entre todas, ella era un lucero brillante rodeado de mil estrellas, y entre ellos dos, nació el más sublime amor. Juntos siempre, enamorados, y una etapa nueva comenzó en el crecimiento de príncipe, ahora la mayor parte de su tiempo lo pasaba con ella, perdidos en un profundo romance, al cual nadie le llevaba la contraria, su primer amor para ambos, los primeros besos, las primeras caricias,
Pero hay otras cosas que debe y tiene que aprender una persona a través de su propia experiencia, las que nos dejamos llevar por otros, o las que por nuestro libre albedrío hacemos.
A pesar de todas las cosas hermosas que le enseñara el tío Antonio, a pesar de todo lo bello que le ofrecieron todos en el pueblo, hubo otras orientaciones no del todo sanas.
El tío calero, hombre de mundo, caminante por excelencia, enamorado como el que más, con un concepto arraigado, fuera de todo lo que es espiritual, él también afluyó de manera directa en príncipe.
Pero mi sobrino bello, es que usted se va a pasar la vida en la iglesia, esa es una etapa que tiene, ya que superar, usted es buen mozo, inteligente y en la vida hay que probar otras cosas, tienes que andar el mundo, conocer gente, emborracharte, disfrutar la vida, porque la vida es una sola y hay que gozarla, vivirla en toda su intensidad.
¿Esto es una verdad para cualquiera, y aunque príncipe tenía una base fuerte en su formación y que sabía que había una visión herrada de la vida, también sabia que esta era otra filosofía de las tantas en las que cree la gente, eres un hombre ya príncipe, tienes que hacer las cosas que hacen los hombres, has estado con una mujer?
No contesto príncipe, pienso que no debo estar con una mujer que yo no ame y menos sin casarme, que pasa muchacho me defraudas con tu filosofía parroquial, tío, amo a Mara y tú sabe que algún día me casaré con ella y quiero serle fiel. Y sabes qué harás con ella el primer día de bodas.
Seguro que no sabrá ni quitarle las medias, todo eso hay que aprenderlo muchacho, la vida no es tan fácil como te la han pintado, la vida no se puede mirar desde un solo lado, yo la he vivido y sé que la vida tiene muchos lugares desde donde hay que mirar, nunca has deseado una mujer?, quieres estar con una mujer?, le insinuaba mientras bebía un trago y otro más a la vez que le pasaba la botella a príncipe,
No creo que sea necesario contesto echando a un lado la botella, no me gustaría que Mara estuviera con nadie antes de mí.
Las mujeres son enseñadas por los hombres y tú que puedes enseñarle si no conoces la vida.
Estas palabras penetraron profundamente el ego de príncipe,
El tío tomó un sorbo de su vino nuevamente y de nuevo pasa la botella a príncipe el cual esta vez accede con la mirada hacia el suelo y temeroso bebe el trago que lo cambiaria todo, mientras él fruncía su cara por el ardiente trago, el tío celebraba la enorme decisión, mientras le decía te estás haciendo un hombre, porque un hombre nunca dice no a un buen vino, esta noche te llevaré donde mis amigas y te buscaré a Sheila la que te enseñará todo lo que tú le habrás de enseñar a tu Mara y ya verás lo que es disfrutar de la vida.
Y así, después de unas cuantas botellas y con aquella falsa alegría que da el alcohol, se dirigieron hacia donde las amigas del tío calero y específicamente donde Sheila, príncipe, se puso la chaqueta y el sombrero de su tío para que no lo reconocieran los demás, Sheila se sorprendió al verlo y se negaba a tener relaciones con príncipe, es como mi familia argumentaba ella al tío calero,
sí, pero no lo es contestaba el tío en un tono burlón, no quiero que caiga en las piernas de otra, yo sé que tú eres sana y eres buena, a sí que ya tú sabes, te lo entrego a ti, finalmente Sheila asedio, se fueron a la habitación mientras el señor calero se divertía con sus amigas, momentos después príncipe salía se la habitación y con gran premura quería marcharse del lugar,
aunque Sheila era una mujer bella y experta la timidez de príncipe y la inexperiencia no lo dejo abrirse a tal momento, él no concebía aquel acto y le pedía a Sheila que le dijera a su tío que todo fue un éxito, el tío celebraba con brindis aquel momento importante según él para la vida de príncipe, pero jamás imagino las consecuencias que esto traería a príncipe, cuanto te debo pregunto el tío calero a Sheila, solo dame un trago calero y olvida lo que paso aquí, pero dime puedo decir que mi sobrino es ya un hombre, creo que tú estás muy lejos del concepto de hombre calero, por un hombre que piensa como tú con su machismo enfermizo estoy yo aquí en este lugar haciendo cosas que jamás pensé hacer en mi vida, por un hombre como ese que está en tu mente, frustrado borracho, sin sentimiento, e insensible ante todo dolor humano, sin dios y perdido en la oscuridad del alcohol, de las faldas y el tabaco, esos no merecen llamarse hombres, la palabra hombres le queda grande a los que viven como tu la vida y lo peor es que esta asquerosa y sucia vida que vivimos nosotros quieras tu enseñársela a príncipe, tú tendrás que rendir cuentas a Dios por esto, habiendo tantas cosas buenas que dar y que enseñar a un joven, tú escoge lo peor, lo más bajo del pensamiento humano,
príncipe, no decía ni una palabra, pero dentro, muy dentro en su arrepentimiento, pedía perdón, y pedía iluminación para el tío calero, y decía para sí, nadie puede enseñar lo que no sabe, nadie da lo que no tiene, ni habla de lo que no conoce, esta es la vida de mi tío y él sólo quiso agradarme con lo que es él, con lo que tiene y sin decir palabras salieron del lugar ante los ojos de todos como si nada importara, era como si calero se hubiera arrepentido de lo que acababa de hacer.
Frente a la mansión, Franco se abrazó fuertemente a príncipe para despedirse, mientras sollozaba exclamo, has visto sobrino, he recibido una lección en el sitio menos esperado y de una persona de la cual nunca pensé que pensara así. A veces algunos estamos en algunas partes solo porque tenemos algo que enseñar o algo que pagar, es decir amado tío que la diferencia no la hace el sitio, donde vives, donde trabajas, como viste o como eres, si feo o bonito, la diferencia está en el grado de evolución que tiene su alma y en la luz de Dios que brilla en su corazón y en su mente se puede ver a lo lejos y dar, servir y amar.
En otros, la luz de dios es solo un pequeño humito, porque su personalidad confundida e indisciplinada, apaga de súbito la luz que a cada instante quiere abrirse paso en el corazón.
Príncipe entró sigiloso a su habitación, trataba dormir, pero era imposible, aquellas imágenes no podían borrarse de su mente y esperaba impaciente la salida del sol, quería volver a ver a mara, aunque no sabía como mirar su cara, como la besaría otra vez, como mirar sus ojos sin delatarse.
Aquella mañana se levantó más temprano que nunca y aun la noche le cubría cada pensamiento, era domingo, iba deprisa hacia la iglesia, sentía que todo el mundo lo miraba diferente, como si todos supieran lo que él había hecho la noche anterior, y en verdad muchos al sacerdote ya lo sabían, príncipe estuvo entre prostitutas anoche, eso iba corriendo como pólvora según iba calentando el día, se sentó al piano y espero la señal del cura que lo miraba fijamente como si un reproche saliera de sus ojos, miro para todas partes buscando a Mara, termino la misa y Mara no llegó, temblaba de ansiedad, que habrá pasado se preguntaba, es la primera vez que falta desde que fundamos el coro, su corazón palpitaba aceleradamente, y un pensamiento frío paso por su cabeza, al salir de la iglesia ya todos sabían de su aventura y había un dejo de ironía en el saludo y la mirada de la gente,
Mara había sido interceptada en el camino hacia la iglesia e informada de todo y aquello fue una saeta, un trago amargo de sustancia desconocida para ella que se coló de inmediato en el fondo de su corazón y lloró por horas, príncipe recorrió los lugares que ellos frecuentaban, después de la salida de la iglesia, buscándola en su tristeza bajo las sombras de aquellos árboles, en los bancos del parque y las calles del pueblo, abrumado, no sabía como enfrentar una situación de esa clase, pero Mara no volvió a acercarse a príncipe, estaba contaminado decía ella a sus amigas, no resistiría que me toque, aunque lo amo más que a mi vida, siento que mi vida ha dado un giro brusco hacia grandes dificultades en las relaciones de parejas y creo que a príncipe le pasará igual, pero no lo puedo volver a aceptar, no puedo, no debo, iría contra los principios que el mismo me enseño, sé que no podré amar otra vez de esta manera, así con tanta confianza, tanto amor, tanta ternura, sin perfidia, lo amo como a nada en el mundo, más no volveré, no sabría estar a su lado sabiendo que es capaz de besar o acostarse con otra mujer. En silencio murmuraba, te perdono príncipe, profundamente te perdono a través de la luz de dios que mora en mi corazón y por el poder de su presencia té Perdono, no te juzgo, pero no seremos otra, vez lo que fuimos hasta ayer. Ella no quiso hablar más sobre el tema con príncipe, aunque tantas veces cantaron juntos en la escuela como en la iglesia, había cariño en sus saludos, pero nada más. Después de un tiempo príncipe trataba de llenar aquel vació que quedó en su interior de tanto amar a Mara, su vida se convertía en un abismo, así que comenzó a tratar de llenar aquel vació de la forma más fácil, saliendo con chicas, diferentes aventuras, tragos muchachas, guitarra, canciones, viajes. La vida de príncipe cambio radicalmente hacia una vida desordenada, serenatas, mariachis, príncipe se extravió en el camino, sin faro para orientarlo, muchas veces se apartó tanto de dios que hasta llego a renegar de él, no era justo que cuando él le estaba dando a Dios todo su amor y su vida para servirle él cayera en el vacío espiritual más profundo de su vida, como pude perder a Mara y Dios no interceder, la tristeza se apoderaba a cada instante de su vida, este mozo tampoco sabia que en los momentos más cercanos a Dios es cuando te pone las pruebas para tenerte más cerca, para que esas deudas viejas y atrasadas sean saldadas y nosotros creemos que es que el padre nos ha abandonado.Buscando aquel amor, príncipe se casó una vez y otra vez, buscando amor de nuevo, él buscaba amar del mismo modo en que amo, pero esto ya era imposible, muchas lo amaron con puro amor y con verdad, pero él jamás sintió el sabor de aquel amor, así camino en la oscuridad casi todos los años de su vida, hijos dio al mundo, a los que no pudo darle el amor que al le dieron en su infancia, porque la inestabilidad lo acompaño en casi todas las acciones de su vida.Aun así a príncipe nunca le falto nada, siempre le acompaño la opulencia en todo el sentido de la palabra, como si desde el cielo mismo hubiera un especial cuidado para él, sin dudas hubo momento difícil como en la vida de cualquier persona, pero sin darse cuenta y sin saber como una mano siempre se extendía en el camino para solucionarlos después de tanto tiempo, tanto extravío por el mundo, príncipe decidió volver a la mansión de los Francos, su casa sus padres ya no estaban en este mundo, y la gente del pueblo no era la misma, la vida no era la misma, pero el recuerdo de los Francos era aún permanente, así como el recuerdo de príncipe, entro a la casa cargada de recuerdos, mirando con tristeza cada Parte de la misma, entró a la habitación, su alcoba, la cual estaba arreglada desde siempre, se sentó en su silla, se acostó en su cama, se quedó dormido, por días, la gente muy mayores de edad se enteraban de qué príncipe estaba allí y hacían lo imposible por verle, pero príncipe no quería ver a nadie, se levantó de su cama y se sentó en su escritorio y escribió, y escribió y escribió. Cuando desde la esfera rosa, infinita de amor eterno, miré hacia el insondable vacío interplanetario, porque habitar la tierra me tocaba nuevamente, te vi a ti amada Quisquilla igual que una estrella. Ya te conocía mil años atrás, porque otros mil años ya te había habitado y te amé y me amaste con amor divino, me tuviste en tu seno como madre pura y santa y búscate una mujer parecida a ti, buena y santa para que me albergara en su vientre y pediste a los dioses que encarnaran seres queridos, los cuales me dieron su amor y su comprensión, un día el velo oscuro del olvido cubrió mi cara y te olvidé, no me permitía verte como te veo hoy, o amarte como te amo, anduve mil caminos dando tumbos cuál pluma de colibrí en el viento y muchas veces en mi inconsciencia te negué, trate de cuidar mis pensamientos, mis deseos, mis acciones, y mis sentimientos y aun ahora que estoy en el lecho cuidaré de ellos porque sé que esto pone en movimiento las grandes leyes universales, las cuales te golpean positiva o negativamente de acuerdo a la intensidad de tu pensamiento, si has actuado o pensado bien o mal si deseas bien o mal. Las fuerzas del bien y el mal no deben cohabitar juntas, es decir, un día creer bien, otro día opinar mal, así mismo estará tu vida, un día bien, un día mal, ese es el caso de la humanidad de hoy, un día hacen el bien, otro día le hacen daño a alguien y entonces, un día tienen felicidad y otro día son infelices. Aquella tarde el cielo se vistió de mil colores, que llenaban a la tierra de tonalidades hermosísimas, el espacio, era de color rosa, dentro de mí sentía una atracción profunda hacia un lugar, como una pequeña partícula de hierro atraída hacia un gran imán hacia aquel lugar, me dirigía inexorable sin saber por qué, me encontré de pie ante una casa modesta y sencilla, aparentemente mirándola desde afuera, con solo la intención de entrar allá la puerta se abrió, una hermosísima mujer la sostenía, mientras sonriente me miraba como si hubiera estado esperándome, nunca la había visto en mi vida, sin embargo, parecía algo muy cercano a mí, alguien muy mío, un familiar, me miro con una dulzura en su rostro que casi no comprendí, como si me conociera desde hace siglos, quise hablarle, pero puso sus delicados dedos sobre mis labios, amorosamente, como si hubiera adivinado lo que yo quise decir, era excesivamente hermosa, me tomo de la mano y caminamos por un pasillo amplio y largo el cual estaba pintado de blanco, caminamos hasta llegar a una sala, donde me quitó los zapatos y me coloco unas sandalias de luz, me miraba con dulzura con aquellos ojos que parecían dos soles brillantes porque el color de la luz tenía, su cabello dorado como la luz de la luna se deslizaba en su rostro al inclinarse para decirme que solo a mí me esperaban, solo te esperábamos a ti.
Lo que yo estaba experimentando era una inexplicable alegría, como si hubiese estado perdido por mucho tiempo, y acababa de regresar a mi casa, entonces paso su mano derecha sobre la pared, se abrió una puerta y me invito a entrar,