Ismael Ruiz |
Santo Domingo, República Dominicana, 10 de agosto de 2022: Dentro de cada uno de nosotros puede existir una acumulación de sustancias químicas y contaminantes del ambiente, de microbios y de partículas adquiridas del aire que respiramos, de los alimentos que comemos, de los productos que tocamos y del agua que bebemos. Esta exposición nociva, a veces, puede interaccionar con nuestros genes para fomentar enfermedades. Los investigadores del Centro para Medicina Personalizada en Mayo Clinic actualmente estudian la exposición ambiental durante toda la vida de una persona (llamada exposoma) y evalúan las reacciones biológicas a esta exposición.
Se ha establecido una vinculación entre factores ambientales y enfermedades, tales como cáncer, cardiopatías, enfermedades pulmonares, enfermedades autoinmunitarias y accidentes cerebrovasculares. A los factores ambientales se los relaciona con más del 80 por ciento de las enfermedades humanas y con casi 1 de cada 6 muertes en todo el mundo, según muestran los estudios.
«Hemos avanzado considerablemente en la elaboración del mapa del genoma humano y en la comprensión del papel de los genes en la enfermedad, pero la genética solo es responsable de aproximadamente el 10 al 15 por ciento de las enfermedades. Ahora, la clave para acelerar más descubrimientos en la medicina personalizada está en poner al exposoma bajo el microscopio», comenta el Dr. Konstantinos Lazaridis director ejecutivo financiado «Carlson y Nelson» del Centro para Medicina Personalizada en Mayo Clinic.
Al exposoma se le considera la contraparte del genoma (el juego completo de ADN de una persona). El Dr. Lazaridis dice que en muchas enfermedades, el exposoma y el genoma trabajan de forma combinada. Los estudios de Mayo examinarán el impacto de las distintas exposiciones durante el transcurso de la vida y cómo estos dos elementos interaccionan para mantener el bienestar o producir enfermedades.
«Piense en una planta. La salud y la longevidad de la planta no están necesariamente determinadas por la composición de esta, sino que todo depende de la calidad de la tierra donde está plantada, de la limpieza del aire que la rodea y de la cantidad de sustancias químicas y pesticidas a la que está expuesta. Depende también de cómo interacciona esta exposición con las características biológicas de la planta. Lo mismo ocurre con los seres humanos», señala el Dr. Lazaridis.
Añade que identificar las relaciones significativas del exposoma con las enfermedades requerirá de un análisis a gran escala de los datos, de la inteligencia artificial con sus métodos para aprendizaje profundo y de complejas investigaciones multiómicas. La multiómica es la combinación de dos o más métodos «ómicos», como la genómica que es el mapeo de los genomas, la proteómica que es el estudio de las proteínas, la metabolómica que es el estudio de los procesos metabólicos para identificar las causas escondidas de las enfermedades, la epigenómica que es el estudio de los cambios epigenéticos en el ADN y la transcriptómica que es el estudio de las moléculas de ARN.
«Cada persona tiene su propia huella ambiental única, a la que se puede analizar a través de sus firmas en la sangre, la orina, la saliva, el cabello, etc. Esperamos que en última instancia podamos entender cómo interaccionan estos tipos de exposiciones con el perfil genómico de una persona e influyen sobre su salud para responder por qué alguien con exposición constante a una sustancia contaminante desarrolla cáncer, mientras que otra con la misma exposición no lo presenta, y cuáles tipos de exposición ambiental de bajo nivel contribuyen considerablemente a la aparición de una enfermedad», afirma el Dr. Lazaridis.
El Dr. Lazaridis opina que entender mejor el exposoma y cómo afecta la exposición ambiental sobre la salud de una persona permitirá guiar los cambios en el estilo de vida, las intervenciones y la prevención.