Por: Araceli Aguilar Salgado
Periodista, abogada, ingeniera, Escritora, Analista y Comentarista mexicana.
“Una visión integral de los derechos humanos, es decir, garantizar la efectividad de los mismos basados en un principio de universalidad, exigibilidad, indivisibilidad e interdependencia y progresividad”.
Hoy la política oficial, al menos en el papel, trata de fortalecer las culturas e identidades de los pueblos originarios y que todos los mexicanos practiquen una interculturalidad para la cohesión social.
La interculturalidad y la diversidad social van en crecimiento, es poco el conocimiento que se ha producido para ejecutar en la práctica de nuestra actual sociedad, la construcción de políticas educativas interculturales en el Estado de Guerrero y en nuestro país. Todavía predomina el escaso conocimiento que existe sobre la interculturalidad, es muy importante la colaboración de la sociedad, de las instituciones y del gobierno, ya que debemos recordar que la mayor fuente de prestigio que puede tener un país emana de una democracia activa y vibrante.
La educación intercultural se encuadra en esas relaciones políticas y sociales y podemos reconocen algunos avances en el ámbito jurídico, ciertos programas públicos y acciones educativas hacen esfuerzos serios para lograr una política de estado que trascienda el Orgullo y los prejuicios que se vuelven indispensables y alentadores para la transformación de la posición relativa de los hombres y las mujeres como un aspecto importante, no sólo para la igualdad de las mujeres, que por supuesto es necesaria, se trata de algo más profundo.
La sociedad de manera colectiva tiene que tratar que las diferencias entre mujeres y hombres no sean contradictorias con el principio de igualdad, vivimos en la actualidad una manera de trabajar muy diferentes hay racionalidad instrumental, pero mezclando el aspecto cultural dentro de la actividad humana se debe apoyar en la igualdad ante las leyes, el respeto a la legalidad no en la diversidad cultural.
La construcción de políticas educativas orientadas a los individuos de la sociedad del estado mismo puede favorecer una mejor organización de los proceso de inclusión y la ampliación de los géneros de represión socioeducativa para que se pueda hacer capaz de tener un amarre directo con los contextos locales, la diversidad cultural y las posibilidades individuales de los seres humanos puede significar una vía legítima para contrarrestar las consecuencias letales de la pobreza y la exclusión social.
Por todo lo expuesto se pueden apoyar y promover la inclusión social a la hora de sortear los obstáculos que interpelan las vidas y restringen el despliegue autónomo de competencias y potencialidades.
Solo así, se podrá ampliar el sentido de coherencia por los sistemas educativos, obteniendo mejores resultados en términos de calidad y de extensión democrática de las oportunidades de participación social y la implementación de programas de igualdad de oportunidades en la educación, en la justicia, en lo laboral.
Es esencial la colaboración de la sociedad y del gobierno ya que si todos esos individuos se consideran e incluyeran será la fuerza motriz del desarrollo, para el crecimiento económico de la comunidad, municipio, estado y del país, igual será un avance intelectual, moral y espiritual esta diversidad es un componente indispensable para reducir la pobreza y alcanzar la meta de los objetivos de desarrollo sostenible de una nación, por ello debe preparar con educación inclusiva a la sociedad y al mismo gobierno.
“La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres sino inexorable decreto del destino”. Simón Bolívar.