Por Víctor Suárez.
En este preciso momento, se está presentando en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, Republica Dominicana, la 5ta exposición individual, nombrada TERRA LUX, del artista Dominicano Dustin Muñoz.
Tuve la dicha de estar allí y en un énfasis de sensibilidad y emoción sutil, me perdí en la luz de su musa de oro y cristal, los cuales se tropezaban en cada pared del segundo piso del majestuoso edificio en la Plaza de la Cultura.
Si, extraviado, en la fantasía y en el color tierra derramándose en el lienzo, colores finamente diluidos, como una alegría continua de expresiones mágicas en arte antiguo y moderno, como pinta la lluvia sus historias furiosas al enfrentarse con los recovecos de la tierra.
Minuciosamente los dedos del artista crean obras de arte de niveles insospechables, proyectando a través de sus ojos y de sus manos una exquisitez de versos que se derraman cual pinturas hacia el lienzo.
En la sala, un derroche de trazos, figuras y colores, me acompañaban al viaje, profundo, hasta llegar a los linderos de la divina creación de un artista único.
La sapiencia de Dustin en cuanto a la pintura no es sólo por estudiar como usar el pincel, como combinar los colores, no, no no, es que en él hay un alma de ángel y un corazón lleno de la luz del sol, ese sol que transita cada día la sagrada ruta del pueblo donde nació Dustin, la gran fuente de su inspiración.
Pude ver las cosas más tiernas, sutiles y culturales, de las calles de mi pueblo, aflorando en la mente y la mirada del artista, como si quisiera plasmar a pinceladas cada uno de sus pasos de niño, en cada lugar que anduvo en su terruño.
Es un artista nacido con las manos llenas de colores, achicharrándole la conciencia, obligándole cada minuto a pintar sin tregua, un artista de alma, sentimiento y práctica constante, un artista por compromiso con lo que en realidad, es el arte por conocimiento, conciencia y la amplitud del entendimiento filosófico, expresado en su trabajo.
Él es de los que contemplan, sueñan, luego maduran ideas y después plasman, creando así, paso a paso, su obra grandiosa, como las grandes pinturas de la historia del arte de la plástica.
En sus obras, cual colección insuperable, se prolongó mi imaginación descubriendo a Dustin como un dios creando murales, esculturas, rostros; mezcladas entre una variedad de piezas únicas e irrepetibles. Al mirarlas, unas a otras, vislumbraba así, la versatilidad del artista en cada una de sus creaciones.
Yo apuesto a la eternidad de su nombre y su trabajo, en el parnaso del poeta de la pintura, quien desde mi punto de vista es Dustin Muñoz.