Por Víctor Suárez
Los años setenta llegaron envueltos en el dolor, la sangre de los revolucionarios era frecuente en los barrios de santo domingo, la lucha contra la crueldad del Balaguerismo era constante, y el pueblo fácilmente se lanzaba a las calles por sus reivindicaciones. Caía Camaño, Orlando, el dolor y la rabia se apoderaba de todos nosotros y gritábamos en las centrales, en los sindicatos, en las calles y en los clubes culturales, exigiendo respeto a la dignidad y cantando por la libertad.
Recogíamos los hechos que se desparramaban desde las órdenes de los generales, hasta las casas de los que enfrentaban al sistema corrupto de Balaguer, es decir, el dolor lo convertíamos en poesías y en canciones.
Entonces nosotros, los cantautores, teníamos como trincheras para la denuncia y el desahogo los clubes culturales, a través de los colectivos musicales, la poesía y la canción que nacía del dolor mismo de pueblo llano.
Luego apareció tu música, tus canciones, tu poesía insuperable y nos hicimos eco de ellas, Ramón Leonardo, Enríquez feliz, Mario Díaz, Luis Díaz, Manuel Frías, Víctor Suárez, Xiomara Fortuna, Manuel Jiménez y otros tantos que ahora no me vienen a la mente, nos convertimos en difusores de tus canciones por todo el país.
Tanto nos aferramos a Oda de una mujer con sombrero, a la canción del elegido, que hicimos que la era pariera su corazón, hicimos que la gente en su mayor parte conociera tus canciones, hasta que las estaciones de radio comenzaron temerosamente y poco a poco a difundir tu voz. Podíamos pasar horas en las escalinatas de la universidad hablando de tus letras y de esa forma hermosa de hacer poesía con las cosas simple de los pueblos.
La gente de entonces, estaba imbuida en las cosas serias, en la política de cambio, en la revolución, pero, el tiempo y los cambios sociales, idiotizante se encargaron de diluir ese amor y ese respeto por la canción, por la poesía y por la verdad, así que, las nuevas generaciones no conocen de nuestra lucha, tanto porque los enemigos tratan día a día de borrarlo o porque el capitalismo se traga la belleza de la poesía.
Hoy sólo quedamos los románticos, de la revolución cubana, de la revolución Sandinista, seguidores de Allende, los románticos de las canciones de los cantautores, de Cafrune, Mercedes Sosa, Pablo Milanés, Amauris Pérez, quienes seguros seremos los que te acompañaremos en tu concierto del 19 de marzo, cuando nuestros corazones volverán a vibrar escuchando tu afinada voz, como aquel día de mil novecientos setenta y cuatro.
Sin embargo, querido amigo, siento pena de que mi pueblo llano y simple le hayan bombardeado tanto la contra cultura y esté, tan adentro en el oscurantismo que es imposible que comprenda tu canción y más imposible aún, es que pueda acompañarte, será una elite de la sociedad quien estará contigo.
A mi pueblo, los partidos que se llamaban ser revolucionarios y de liberación, han sometido al pueblo a la más cruel de las ignorancias, por eso no me sorprendería que al lado de tu concierto haya una abarrotada presentación de Antoni Santos, mientras donde tu estés, estén dos o tres tarareando tu canción, es decir que la sociedad dominicana se ha convertido en bachata, ron, droga, delincuencia y funcionarios corruptos ignorantes de la cultura.
No me sorprendería, además, que muchos de esos funcionarios y exfuncionarios, que no hacen ni hicieron nada porque la cultura llegara a la gente del pueblo, estén sentados, en primera fila y además cantando tus canciones como si fuesen verdaderos revolucionarios. @victorsuarezCRD