Por Víctor Suárez
Cuando digo que serán nuestros los inmensos bosques de felicidad y justicia, digo que el gran tiempo verbal que denota la acción se acerca. Una voz armónica, fuerte como la corriente del río en tiempo de lluvia, segura como el tiempo pide futuro, pide libertad y justicia. En un gran tropel avanzaremos a trote por las callejuelas atrincheradas. Dispersos, no compañeros, unidos, basta ya de uncir los hombres que por siempre han soñado vivir libres. No nos quedaremos ni un segundo más en esperando lo que ofrecen, lo buscaremos basta de silencio, hemos dormido largos años; más hoy despertamos, Pidiendo futuro para el pueblo. Considerando que nuestros enemigos le temen a la muerte, les declaramos la guerra, hoy nosotros no tenemos nada que perder, nada que no sea el poco de vida que nos han dejado, de lo contrario recuperaremos la vida entera y serán nuestras todas las aguas del río todas las tierras del campo. Jamás volveremos a vivir bajo uncir de este amor estéril, amor de poder en podredumbre, eternamente habremos de vivir sobre el pan pluralizado, entre el delicado y necesario cariño del niño, entre el amor y el viento, entre el sol y la tierra. A veces pienso que no hay razón para vivir cuando no se ama, no tiene derecho a la palabra, el que no enamora las cosas sutiles, amar todo cuanto nos rodea, el mar, el hombre, el niño, el cielo, la noche multicolor, la mañana tibia la risa, la palabra, el canto.
El volcán de futuro, la inmensa galaxia de futuro y libertad que hoy edificamos y buscamos a gritos todos. Un artificio inteligente e ingenioso debemos tener a manos ya para asegurar nuestra vida sin dogma. Una luz me deslumbra en el horizonte, es brillante y multicolor, es amor y paz, es justicia y es verso, es poesía y es pan, es la flor, es la vida. Todo esfuerzo por retener el futuro será ejecutado en el paredón de la conciencia inmutable, el pan, el libro, el amor, es tiempo, ya de que la lluvia, el viento y el hombre, corran por los caminos libres como una sonrisa de amor caminando sin alambrados que marchiten la piel de la fecundidad. Hoy combatimos desde una sociedad podrida, el suntuoso mal con furia y tesón, por esa niñez dispersa, por la educación perdida, por la muerte a destiempo, por los seres cabizbajos, por la tristeza, por ese odio sin límite por esa flor silvestre que muere desnutrida con sus manos en el machete. Hoy el mundo llora, el mundo quiere reír, el mundo sufre, el mundo quiere cantar, el mundo quiere amar, el mundo anhela, el mundo pide, el mundo busca Paz, justicia, futuro y libertad.