Por Víctor Suárez
Tu luz cuál rayo de gigante estrella,
se precipitó en mi Patria para quedarse alumbrando por siempre
cuál faro infinito de fulgor brillante,
esparciéndose por todo el continente.
Al pronunciar tu nombre aflora lo inmenso,
lo excelso de la conciencia universal.
Hombre de América
una sola patria no alcanza para ti,
por eso, fuiste ternura en Borinquen,
y en Quisqueya eternidad.
Hoy donde hay un maestro enseñando,
tu luz invoca, para llenar cada espacio vacío
de la mente humana.