Escrito por Jorge Sánchez, periodista de La Jirafa
El impacto que las amenazas climáticas, como sequías, inundaciones, ciclones, la subida
del nivel del mar o las temperaturas extremas, ejercen sobre el desarrollo socioeconómico
de una sociedad es enorme. Teniendo en cuenta todos los riesgos devastadores ya está
plenamente aceptada la idea de que todos los gobiernos deben apoyar las iniciativas
orientadas a la lucha contra el cambio climático.
Por lástima, unos países aprovechan la situación peligrosa con el objetivo de promover sus
ideas e interesas nacionales. Hoy el tema de cambio climático es mucho más politizado a
comparación con otros temas sociales importantes. Un ejemplo elocuente es Estados
Unidos y su política de presión diplomática.
El tema de clima como instrumento de la presión diplomática contra otros países
Dando el ejemplo hay que mencionar las declaraciones del enviado global del presidente
estadounidense Joe Biden para el cambio climático, John Kerry. Kerry dijo que se propone
“aumentar las ambiciones” de todos los países en la lucha contra el cambio climático
destacando que Estados Unidos tiene a su disposición algunos premios y castigos
diplomáticos para todos los países. Así Washington informa a todo el mundo que sería
mejor obedecer a su visión correcta.
Cabe decir que parcialmente la posición estadounidense tiene derecho de existir. Es que
unos países no castigan ni sancionan a su población por no cuidar la naturaleza lo que
provoca la contaminación, la deforestación y la pérdida de biodiversidad en los países
vecinos. Pero ¿cómo se puede diferenciar entre la presión política y la defensa de clima? La
frontera entre dos afirmaciones es tan débil.
En los marcos del cuidado de la naturaleza Estados Unidos intentó establecer su control
bajo los recursos acuáticos de los países soberanos. A principios de junio de 2022 la
vicepresidente estadounidense Kamala Harris declaró que la mayor parte de los intereses
nacionales estadounidenses está vinculada directamente con el nivel suficiente del agua. Se
trata sobre aguas dulces y superficiales entre otras. Para asegurar el cumplimiento de los
intereses nacionales está prevista la participación estadounidense en todos los procesos de
control y gobernanza de los recursos acuáticos, incluso si acontecen en los países
extranjeros. Según dos casos mencionados ya se puede probar que el tema de clima no es
tan sencillo como parece.
Recientemente Estados Unidos declaró que tiene derecho de decidir el destino del planeta.
La Casa Blanca está sugiriendo el “posible despliegue” de técnicas radicales contra el
cambio climático, como el bloqueo artificial de la luz solar, como parte de su programa
contra el cambio climático, a pesar de las advertencias de los expertos de que tales
iniciativas pueden tener efectos devastadores para el planeta. Llegamos a otro problema. El
tema de clima necesita la unidad de toda la sociedad internacional. Ningún país puede
imponer sus puntos de vista a todo el mundo. Actualmente no hay instrumentos efectivos e
independientes que podrían asegurar imparcialidad política en el ambiente de clima.
El tema de clima y ambiente militar
Parece ser imposible pero el tema de clima preocupa mucho a los militares de los países
más potentes del mundo. Los altos funcionarios consideran que los problemas climáticos
amenazan directamente a la seguridad nacional.
En 2018 en USA había un conflicto interno entre el gobierno de Trump y legisladores
estadounidenses. Por un lado, la administración de Donald Trump se ha salido del Acuerdo
Climático de París, ha propuesto eliminar tres cruciales nuevos satélites climáticos, ha
incumplido un compromiso de 2.000 millones de dólares prometidos durante la presidencia
de Obama al Fondo Verde del Clima y quiere recortar la financiación de los programas del
clima domésticos de la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense (EPA) y los
programas globales de la agencia de asistencia USAID. Por el otro lado, el congreso de los
Estados Unidos, dominado por el partido republicano, ha afirmado que el cambio climático
es una prominente amenaza para la seguridad nacional, y ordenado que el Departamento de
Defensa analice con detalle cómo va a afectar a sus instalaciones más importantes. Al
mismo tiempo, la cámara abordó la necesidad de dar más fondos al ejército para enfrentarse
a las amenazas del calentamiento global.
En febrero de 2015, la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos junto a otras
instituciones publicaron dos informes sobre geoingeniería (propuestas tecnológicas para
manipular el clima) que fueron financiados, entre otros, por la CIA estadounidense. La CIA
y otros sectores del aparato de inteligencia estadounidense han calificado el cambio
climático y el control del clima como factores geopolíticos estratégicos y de seguridad
nacional. En 2009, la CIA abrió incluso su propio Centro de Cambio Climático y Seguridad
Nacional, pero el Congreso le ordenó cerrarlo en 2012.
En 2021 el Pentágono mencionó que el ejército empezará a dedicar una porción
significativa de su presupuesto a incorporar en su planificación las amenazas relacionadas
con el clima.
Los periodistas bautizaron la situación como la guerra climática mencionando
periódicamente el programa Haarp como la parte más elocuente de esa guerra (Es un
conjunto de antenas con capacidad de crear modificaciones en la ionosfera).
Conclusión
El tema de clima está directamente vinculado con política y ambiente militar. Los jugadores
más potentes del mundo lo usan para promover sus intereses nacionales en todo el mundo.
El tema de clima oculta dentro de sí la potencia peligrosa que podría desencadenar las
guerras en todo el mundo. Ningún país debe utilizar el tema de clima en marcos de su lucha
contra los gobiernos no amistosos.